Primeras horas de una campaña en la que se juega el futuro político de Alberto Núñez Feijóo. Animal de costumbres con un punto de superstición, el gallego arranca en su pueblo talismán de Os Peares. Es el lugar donde suele comenzar todas sus campañas. Las que le llevaron al Gobierno de la Xunta de Galicia con cuatro mayorías absolutas.
La de ahora no es una excepción. Espera que Os Peares le traiga de nuevo suerte y consiga alcanzar la meta final de La Moncloa con una “mayoría contundente” que le permita prescindir de la pesada mochila de Vox. Allí estará su madre Sira, la que le di el apellido Feijóo que ya se ha convertido en una marca en sí mismo y que piensa exprimir estos quince días de campaña.
Después se irá a pegar carteles a Casteldefells, la localidad barcelonesa donde el PP gobierna tras rozar la absoluta el 28M. El viernes, primer día oficial de campaña, el candidato popular estará en Sevilla, uno de los últimos feudos que le quedaban al PSOE y que los populares le arrebataron por más de 20.000 votos en las últimas elecciones locales.
Os Peares, Castelldefels y Sevilla. Tres municipios elegidos con toda la intención. El voto rural, dar la batalla en Cataluña y reafirmarse en Andalucía donde el PP ha desplazado a los socialistas como partido hegemónico. “Es un mensaje en sí mismo”, reconocen desde el entorno de Alberto Núñez Feijóo.
El domingo pasado Feijóo se presentaba como un niño de aldea en un vídeo trufado de imágenes de su infancia y de su pueblo. Esta semana declaraba que quería convertirse en “el primer presidente nacido en la España rural”. Ayer su número dos, Cuca Gamarra, se reunía con los cazadores para trasladarles el apoyo del PP a la caza “como elemento fundamental de la España rural” intentando birlarle esa baza a Vox.
En el programa electoral de 365 medidas que presentó este martes el líder popular se compromete a permitir la caza del lobo al norte del Duero y apoyar la actividad cinegética “sostenible”. Mensajes y guiños que se acumulan para seducir al votante de la España vacía y que en las elecciones autonómicas y municipales de mayo les respondió bien.
Los populares calculan que están en juego entre 18 y 19 de escaños de las provincias menos pobladas y que reparten cada una entre 3 y 4 diputados. Es el caso de provincias como Lugo y Ourense, Huesca y Teruel y muchas repartidas por Castilla-La Mancha y Castilla y León. El objetivo y una de las obsesiones de los fontaneros de Génova es conseguir concentrar allí el voto útil de la derecha en torno a la papeleta de Feijóo y lograr triplicar resultados en esas circunscripciones.
Alberto Núñez Feijóo es muy consciente de que cualquier aspirante a presidente del Gobierno no puede estar al frente de un partido que es casi inexistente en Cataluña. En Génova trabajan desde hace meses por dejar de ser un “partido hostil” para los catalanes y convertirse en el partido referente del constitucionalismo una vez que se han zampado a Ciudadanos y absorbido buena parte de los referentes naranjas de esa comunidad autónoma.
"Ya hemos ganado la batalla feminismo. Ahora vamos a dar batalla en Cataluña”, aseguran fuentes de la dirección nacional minimizando el hecho de que el PSOE y la marca Pedro Sánchez están muy fuertes en Cataluña. ¿Cómo pretenden hacerlo? Visualizando que Feijóo también es “el presidente de la periferia” y volcándose en el territorio.
Además de desplazarse esta tarde hasta Castelldefels para la tradicional pegada de carteles, en la que será su tercera visita a Cataluña en los últimos diez días, Feijóo regresará a Barcelona para celebrar el acto central de la campaña, desvelan fuentes del partido.
Los populares manejan encuestas internas que les dicen que están en condiciones de triplicar los resultados de 2019, cuando con Cayetana Álvarez de Toledo al frente de la candidatura tan sólo consiguieron dos diputados. La macroencuesta preelectoral del CIS publicada ayer les otorga hasta nueve escaños. El CEO catalán les coloca con siete.
Fundamental el cuarto diputado por Lleida. En 2016, el PP logró el último de los cuatro diputados de la provincia y dejó sin representación por primera vez al PSC por menos de 2.000 votos. Todo un hito que pretenden repetir seis años después. El pasado fin de semana Feijóo se plantó en el municipio leridano de Gimenells, donde también gobierna el PP, para desde allí proclamarse “periférico y bilingüe” en un intento de recuperar un escaño que perdió en 2019 y ahora podría recuperar a costa de Junts.
Feijóo arrancará mañana oficialmente la campaña con un desayuno informativo en Sevilla. Toda una declaración de intenciones. Tradicional feudo del PSOE, el PP les ha ido ganando terreno hasta llegar a la mayoría absoluta de Juanma Moreno del año pasado terminando con 40 años de hegemonía del PSOE andaluz. Una victoria revalidada el 28M cuando los populares le sacaron a los socialistas más de 180.000 votos y se hicieron con los gobiernos de las 8 capitales andaluzas incluida Sevilla. El bloque de la derecha sumó un 56% del voto en las andaluzas demostrando que la ‘alerta antifascista’ allí no funciona.
Andalucía es la comunidad autónoma que más escaños reparte al Congreso de los Diputados. Un total de 61. Feijóo piensa capitalizar el ‘califato’ de Moreno y convertir Andalucía en su nuevo granero de votos. Para eso no sólo se tendrá que medir con el PSOE de Pedro Sánchez sino también con las temperaturas de récord que se esperan para el 23 de julio.