Si algo ha dejado claro la Junta Electoral Central durante sus resoluciones ante las últimas elecciones municipales y autonómicas, es que el voto es sagrado. Tanto, que pese a las serias sospechas de corrupción electoral en el sistema de voto por correo en Melilla, el organismo decidió dar por buenas todas las papeletas presentadas ante la posibilidad de que cualquiera de ellas fuera un voto legítimo que quedase, con una retirada preventiva, fuera del sistema.
Ahora, el mismo organismo ha ordenado la repetición de las elecciones en varios ayuntamientos por motivos similares: irregularidades formales en el proceso de votación. Pero se ha negado a la repetición de los comicios en localidades como Mojácar o Carboneras, con denuncias o investigaciones judiciales abiertas por presunta venta de votos, todavía por determinar.
Así, será necesario repetir las elecciones en la localidad de Puerto Seguro, en la provincia de Salamanca, donde el alcalde decisión, con el consentimiento del presidente de mesa, sacar la única urna electoral en la que votaban sus 107 habitantes del colegio, para llevarla de casa en casa y facilitar así el voto de las personas con problemas de movilidad que residen en el municipio. Para la Junta Electoral Central, esta medida, completamente fuera de lo contemplado en la Ley, viola el principio de custodia del voto, por lo que las elecciones deberán repetirse en este pequeño pueblo salmantino.
En Castro Calderas, provincia de Ourense, el PSOE denunció ante el organismo por la sospecha de que había habido problemas en la custodia de los 118 votos por correo que se habían recibido. La Junta Electoral les ha dado la razón y los comicios tendrán que ser también repetidos, pero en caso más paradigmático es posiblemente el Fiñana, en Almería.
En las pasadas elecciones, fue el PSOE el que alcanzó la mayoría absoluta en esta población de 1978 habitantes. Y lo hizo por solo un voto, el que decantó la balanza en su favor alcanzado los cinco concejales necesarios para formar gobierno local en solitario. Sin embargo, hubo un problema, también justo con un voto. Cuando cerraron el colegio electoral, dos de las mesas tenían los votos descuadrados, posiblemente porque una de las votantes se confundió de urna al introducir su papeleta. Como las cifras estaban descuadradas entre los votos registrados y los que había dentro de las urnas, la solución elegida por el presidente de esa mesa fue tomar un voto al azar de la urna en la que había más papeletas, y romperlo sin mirar el signo de ese voto.
Ahora, la Junta Electoral ha determinado que esa decisión fue ilegal al vulnerar el derecho de un votante a que su decisión electoral sea tenida en cuenta, por lo que ha declarado inválidos los votos emitidos en esas dos mesas. Así, habrá que repetir también elecciones allí, donde el PSOE consiguió la mayoría absoluta por un solo voto.