El Partido Popular no vetará los acuerdos que sus alcaldables y sus presidentes autonómicos alcancen con Vox en los próximos días y semanas. Con una excepción. Alberto Núñez Feijóo no tragará con que el número uno de Abascal en Valencia y condenado por violencia machista, Carlos Flores, se convierta en su socio de Gobierno en la Generalitat Valenciana.
24 horas antes de que el candidato del PP, Carlos Mazón, se siente hoy con Flores para empezar a negociar, Génova establecía una línea roja nítida para pactar y daba un toque de atención preventivo. "Una persona acusada y condenada por maltrato no se debería de dedicar a la política. Para nosotros es una línea roja. Creemos que hay perfiles más adecuados", advertía hasta tres veces el portavoz de campaña popular Borja Sémper desde el cuartel general de los populares.
Desde Madrid la dirección nacional del partido dejaba claro antes siquiera de iniciar las negociaciones con la extrema derecha, de que no hay veto a la marca Vox pero sí a la persona condenada por ser un maltratador. A partir de ahí colocan la pelota en el tejado de los de Abascal. Si retiran a Carlos Flores hay posibilidades de alumbrar un Gobierno de coalición en Valencia que desbanque a la izquierda. Si en cambio persisten en mantenerle a Mazón se le complica mucho lo de convertirse en el nuevo presidente de la Generalitat. Calculan que entonces la responsabilidad sería de Vox y eso no le iría bien a un Santiago Abascal a la baja en las encuestas y que también se la juega en unas elecciones generales que se han solapado con las negociaciones en ayuntamientos y comunidades autónomas. En Génova están dispuestos a aguantar el pulso.
Aunque la dirección nacional del PP ha dado libertad a sus barones territoriales para cerrar acuerdos con Vox también recuerdan que Feijóo tendrá la última palabra a la hora de dar el visto bueno definitivo. De ahí el aviso a Carlos Mazón aunque fuentes de los populares valencianos contradicen a Génova e insisten en que ellos "no han vetado a nadie" ni establecen cordones sanitarios como ayer les exigía 'Compromís'. Intentan calmar las aguas antes de sentarse hoy con Carlos Flores aunque eso sí, esperan un gesto de Vox que desbloquee una situación imposible para el Partido Popular.
En Génova esperan un paso al lado del líder de Vox en Valencia en aras a alcanzar un acuerdo que dé a la derecha la Generalitat Valenciana. "En ninguna parte hemos visto que Vox haya hecho una petición formal para que Carlos Flores se convierta en vicepresidente", aseguran desde el entorno de Feijóo mientras subrayan que se trata de una consideración ética elevando la presión sobre la extrema derecha.
La formación de Santiago Abascal de momento se niega a sacrificar a su número uno en Valencia. Sabían de la condena de 2002 por maltrato a su mujer antes de confirmarle como candidato y a pesar de ello siguieron adelante. "El partido era consciente de que podía pasar", manifestó hace unos meses el propio Carlos Flores ante la posibilidad de que se hiciera pública la condena.
Ayer su secretario general, Ignacio Garriga, insistía en mantener la posición sin aceptar "ni chantajes ni presiones" del PP. "Negociaremos donde haga falta y hasta donde haga falta. El chantaje y la presión es muy grande. Van a inventarse relatos e historias pero no vamos a bajar la cabeza en ninguna circunstancia", avisaba en genérico a los populares.
Aun así en Vox y en el PP reconocen que avanzan las conversaciones para cerrar el gobierno de 135 ayuntamientos antes del sábado cuando se constituyen los gobiernos locales. Ya hay acuerdo en los consistorios de Guadalajara y Elche y también hay acercamiento en comunidades autónomas como Extremadura y eso que la semana pasada pintaba muy mal.
Feijóo piensa mantener hasta el final el veto en Valencia pero en cambio no lo habrá para los ayuntamientos que se constituyen este sábado. En Vox y en el PP reconocen que avanzan las conversaciones en 135 consistorios donde es necesario que ambas formaciones cierren los pactos para poder conformar esos gobiernos locales. Ya hay acuerdo en Guadalajara y Elche pero están pendientes municipios tan importantes como Valencia, Sevilla, Burgos, Valladolid, Toledo o Alcalá de Henares.
"Las conversaciones avanzan. En algunos sitios mejor que ayer. Seguimos hablando y estamos convencidos de que llegaremos a acuerdos en la mayoría de los puntos de España sino en todos", admite el número tres de Vox, Ignacio Garriga. En la misma línea el popular Borja Sémper. "Hasta el sábado hay tiempo para negociar y acordar los gobiernos municipales. Esto vale para Barcelona y para Toledo. Absoluta confianza en nuestros candidatos", decía.
También se acerca la posibilidad de cerrar un acuerdo en Extremadura antes de las elecciones del 23 de julio y eso que la semana pasada pintaba muy mal. La candidata del popular, María Guardiola, reconocía ayer mismo que esperaba anunciarlo "muy pronto" aunque sigue sin soltar prenda sobre si Vox entrará finalmente entrará en el gobierno autonómico.
Capítulo aparte es lo del ayuntamiento de Barcelona. Allí los populares no se enfrentan a un pacto incómodo con Vox. Es peor. Con sus cuatro concejales tienen la llave de la gobernabilidad de la segunda ciudad de España y darle la alcaldía al independentista Xavier Trías o al socialista Jaume Collboni y a Ada Colau. "Susto o muerte", admiten en el PP catalán. Siguen esperando una oferta de Collboni que haga decantar así sus votos. Tampoco descartan votarse a sí mismos y desentenderse de un regalo estratégicamente envenenado aunque en la práctica eso dejaría en manos de Trías la alcaldía de Barcelona.
"Quienes optan a la alcaldía de Barcelona tienen tiempo para convencer a nuestro candidato Dani Sirera de que las opciones que le ofrecen son las mejores. Tranquilidad y neutralidad", confirmaban después desde la dirección nacional.