Feijóo afronta el adelanto electoral convencido de su triunfo: “Cuanto antes, mejor”
Feijóo reúne hoy en Génova a sus barones territoriales para vender un cambio de ciclo que le impulse hasta La Moncloa tras arrollar el 28M
El líder del PP deja en manos de sus presidentes autonómicos las negociaciones con Vox: necesitan su apoyo en Valencia, Aragón, Extremadura y Baleares
Feijóo revela que Abascal le llamó ayer aunque asegura que no hablaron de pactos mientras sus equipos ya han mantenido contactos técnicos
Los servicios de prensa del PP se afanaban ayer en despegar a toda prisa del atril donde iba a comparecer su jefe el ya antiguo lema de campaña del 28M por una frase que lo decía todo: ‘Una España preparada’. Los populares llevan con la maquinaria electoral engrasada desde hace meses esperando a que Alberto Núñez Feijóo le llegara la “oportunidad” de convertirse en presidente del Gobierno. Sólo para eso dejó su feudo de Galicia hace quince meses tras la traumática salida de Pablo Casado.
“Cuanto antes mejor”, subrayaba el gallego aunque el momento de la verdad le ha llegado medio año antes en un giro de guion que no tenía previsto. Feijóo escuchó el anuncio de Sánchez de adelanto electoral desde el despacho de una sus colaboradoras de mayor confianza. A continuación reunía a su círculo más estrecho que le recibía entre aplausos.
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“Hoy pido la confianza de los ciudadanos para ser el presidente del Gobierno de España”, proclamaba plenamente enchufado al modo electoral. Las elecciones anticipadas al 23 de julio pilla a los populares subidos a la ola del triunfo incontestable del 28M lo que según los politólogos se podría traducir en un efecto ‘luna de miel’ con el electorado que les haría mejorar aún más sus resultados en las generales. La cara B es que también les pilla en plena negociación con Vox para conformar gobierno autonómicos y municipales.
Esa es precisamente la baza que Pedro Sánchez quiere jugar a su favor. Persistir en agitar el fantasma de que viene la derecha para intentar sobrevivir políticamente armado con el último cartucho de unas elecciones planteadas como un plebiscito entre el bloque de la izquierda y la derecha. Y eso que esa estrategia no le funcionó hace dos años en Madrid ni en Andalucía y tampoco ha tenido gran efecto en las elecciones del pasado domingo.
Dilatar los plazos hasta que pasen las elecciones para negociar con Vox
Feijóo reúne hoy a sus barones autonómicos para festejar los resultados del 28M y vender un cambio de ciclo que le impulse hasta La Moncloa con ese viento favorable, pero también para debatir la política alianzas con Vox en Valencia, Extremadura, Aragón, Baleares o Cantabria donde necesitan el apoyo sí o sí de la extrema derecha. Ayer Santiago Abascal le llamó aunque el gallego asegura que sólo fue para felicitarle y que no hablaron una sola palabra de futuros pactos. Y eso que el líder Vox desde la noche electoral no para de presionar a los populares y anticipa que ya ha habido contactos entre sus equipos.
Los ayuntamientos se constituyen el 17 de junio. Si ningún partido político suma mayoría absoluta, se proclamará alcalde al candidato de la lista más votada el 28 de mayo. Eso facilita bastante el camino a los alcaldables del Partido Popular que podrían alzarse con el bastón de mando en minoría sin necesidad de pactar con Vox.
Otra cosa son los gobiernos autonómicos. Feijóo deslizaba ayer que dejará hacer a sus dirigentes territoriales y no habrá una estrategia a nivel nacional como pretende Santiago Abascal para que esa posible negociación no trastoque sus planes de asaltar La Moncloa. "Vamos a ser respetuosos con las competencias de cada uno y con la realidad de lo que se desprende de las urnas", declaraba. Ese será el primer cortafuegos.
El segundo consistiría en estirar al máximo los tiempos de negociación con la formación de Abascal hasta el punto de evitar cerrar acuerdos de Gobierno hasta que no pasen las elecciones generales del 23 de julio. Génova conjuraría así el peligro de una movilización de la izquierda contra los pactos con Vox que a buen seguro azuzará Sánchez.
Vamos a ser respetuosos con las competencias de cada uno y con la realidad de lo que se desprende de las urnas (Alberto Núñez Feijóo)
Los plazos para investir a los presidentes autonómicos los fijan los distintos estatutos de autonomía. En el caso de Valencia la investidura del candidato popular coincidiría con la primera semana de campaña electoral. Claro que Carlos Mazón podría intentar acudir a la investidura en minoría y que Vox se retrate. Si no superara la votación -en primera instancia con mayoría absoluta y de no lograrla con mayoría simple 48 horas después- tendría hasta dos meses para volver a intentarlo. Resultado: el ‘rubicón’ del 23 de julio se habría sobrevolado sin pagar el peaje de Vox que en el caso de la Generalitat Valenciana es muy alto porque tienen que negociar con un candidato condenado en firme por maltrato a su mujer.
Génova contrapone los pactos del PSOE con Bildu
Los populares esgrimen que el caliz amargo de los pactos no es un problema exclusivo de ellos. Al PSOE le va a tocar negociar con Bildu el Gobierno de Navarra y el ayuntamiento de Pamplona. Recuerdan que las alianzas con el partido de Arnaldo Otegi y con los independentistas le han pasado una factura muy alta a Pedro Sánchez y es el tema que más le ha desgastado entre el electorado de la izquierda moderada.
Luego está lo de apelar al PSOE para que deje gobernar a la lista más votada e impedir así que Vox entre en los gobiernos autonómicos. Lo hacía ayer la candidata popular María Guardiola que directamente pedía la abstención de los socialistas extremeños para facilitar un gobierno en solitario sin los de Abascal.
En Génova analizan con lupa los resultados electorales del 28 de mayo. Comprueban si les ha penalizado el único Gobierno que tienen con Vox en Castilla y León. No parece. El Partido Popular y Vox son los partidos que más crecen en esa comunidad autónoma y podrían gobernar en los feudos socialistas de Valladolid, Burgos y Segovia además de en Palencia hasta este domingo en manos de Ciudadanos.