Fin de campaña marcado por el fraude del voto por correo: el PP apunta a Sánchez mientras el PSOE le acusa de "embarrar" la política
Los populares eufóricos creen que el escándalo de la compra de votos les favorece en el tramo final de la campaña y exigen una investigación interna en el PSOE de Andalucía
Sánchez no se refiere de forma explícita a los casos pero acusa al PP de "embarrar la campaña" y el PSOE expulsará a los afectados
Feijóo reclama cambiar la ley electoral para dotar de garantías el voto por correo ante las generales de diciembre
La mancha de la sospecha se extiende por toda España como la pólvora. La campaña electoral acaba a las 24.00 horas de esta noche embarrada por las denuncias de la compra de votos por Correos en varias localidades, los casos más graves en Melilla y Mojácar. En las últimas horas el goteo de presuntas irregularidades no ha parado de crecer. Hay detenidos -entre ellos candidatos de las listas del PSOE- decenas de investigados judicialmente y hasta un consejero del Gobierno de Melilla fulminado del cargo tras su detención.
Un terremoto judicial y político que está acaparando el foco en las últimas horas y ha sepultado el resto de mensajes de campaña. El PP, con Feijóo al frente, mete toda la presión al PSOE y exige explicaciones por el fraude. Todos los dirigentes populares se han subido a ese carro mientras los socialistas se defienden contraatacando con otras denuncias que afectan al PP también en Mojácar y en localidades de Huelva, Alicante, Cáceres o Murcia. "Es la desesperación de quien está cerrando una campaña para la historia", responden desde el entorno de Alberto Núñez Feijóo sin ocultar su euforia por este "cierre soñado" de campaña.
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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no se ha pronunciado de forma explícita sobre esos casos. Aunque este jueves, en un mitin en Madrid para arropar a los candidatos Juan Lobato y Reyes Maroto, lanzó una acusación al PP nada más empezar: "La derecha no va a parar en insultar, descalificar y embarrar la campaña". A partir de ahí mantuvo su estrategia y además de defender su gestión, los datos económicos y las medidas sociales puestas en marcha, hizo una apelación a todos los votantes de izquierdas de la Comunidad de Madrid para "concentrar el voto en el PSOE para decirle adiós a Ayuso, a Almeida y al resto de alcaldes del PP". "Abrir un tiempo nuevo", reclamó Sánchez consciente de que la desmovilización del electorado socialista es en estos momentos la gran preocupación de la dirección.
El PSOE se defiende: contundencia contra los implicados
Mientras, el PSOE se aferra a su rápida reacción con la suspensión inmediata de militancia de los afectados como el número dos de la lista de Mojácar, Francisco Bartolomé Flores. El número cinco de esa candidatura, Cristóbal Vizcaíno, no es afiliado. Fuentes de Ferraz subrayan que si ambos candidatos fueran elegidos y llegaran al pleno del Ayuntamiento "no formarían parte del grupo municipal socialista".
El caso ha estallado en la recta final y ha obligado a los candidatos que se juegan el poder en las urnas dentro de dos días a dar su opinión. Todos ponen tierra de por medio. Hablan de casos aislados y sobre todo ponen el foco en la contundencia del PSOE con cualquier persona implicada que milite en sus filas. El presidente extremeño y candidato, Guillermo Fernández Vara, consideró que es una "cuestión puntual" y reclamó que se aplique el Código Penal "a los golfos". "Es una golfada, por muy temprano que se levante, una golfada", proclamó. El candidato a la Comunidad de Madrid, Juan Lobato, lo tachó de "absolutamente inaceptable".
En la misma línea, ministros del Gobierno como la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, pidió "juego limpio" y reclamó ser contundentes con ese tipo de comportamientos; el titular de Agricultura, Luis Planas, garantizó que el PSOE no tolerará "ninguna irregularidad" y el portavoz parlamentario Patxi López insistió en que el partido expulsará a cualquier afiliado afectado. "Alguien que haya hecho esto no es socialista", afirmó.
A todo esto, Podemos aprovecha el río revuelto y su líder, Ione Belarra, vincula la presunta compra de votos con el bipartidismo y erige a su partido como el único capaz de acabar con ese tipo de corrupción.
Reparto de papeles en el PP para darle la puntilla al PSOE
A dos días de poner las urnas el Partido Popular ha encontrado en la trama de compra de votos en Melilla y en la ciudad almeriense de Mojácar la excusa perfecta para dar la puntilla electoral al PSOE en una campaña que dicen “les ha ido bien” frente a las penurias de los socialistas.
En esa estrategia han decidido jugar al reparto de papeles y a adoptar estilos diferentes dependiendo de quien acaparara en ese momento los micrófonos. Eso sí siempre con un único objetivo: acorralar al presidente Pedro Sánchez y a los barones socialistas con la vista puesta ya en las elecciones de finales de año.
Al líder del PP se le ha reservado el papel de hombre de Estado subrayando así su perfil más presidenciable. Durante las primeras horas Alberto Núñez Feijóo decidió guardar un llamativo silencio mientras su círculo más próximo se encargaba de estrechar el cerco al PSOE. Ayer rompió ese silencio para mandar un mensaje de “confianza” en el sistema electoral y comprometerse a introducir cambios en la ley electoral “en las próximas semanas” para dotar de mayores garantías al voto por correo ante de las elecciones generales de diciembre. Algo que ya está estudiando el Gobierno de coalición.
“Estoy convencido de que tenemos un buen sistema electoral y democrático en nuestro país. Pero todas las garantías son pocas cuando hay personas pertenecientes a partidos políticos que no tienen principios”, decía desde Valencia. A continuación entraba a matar descargando toda la presión sobre el PSOE de Sánchez.
“Exijo responsabilidad máxima a los partidos que están detrás del fraude. Esto no es un error. Es un fraude”, atornillaba mientras exigía al PSOE romper con Coalición por Melilla, el partido salpicado por la compra de votos, y con el que gobiernan la Ciudad Autónoma.
Feijóo no ha soltado el hueso en el mitin de la tarde en Murcia donde ha seguido apretando a Sánchez con una" investigación interna" en el PSOE de Andalucía al que se le acumulan los escándalos mientras denunciaba el silencio del presidente del Gobierno. "La democracia española no se compra", clamaba viniéndose arriba.
González Pons apunta a Sánchez y el PP le exige que dé la cara
El gallego le ha dejado el papel de duro entre los duros a uno de sus hombres de máxima confianza. El miércoles, el mismo día en que saltó la trama de Mojácar, su vicesecretario general Esteban González Pons que estaba de campaña por Málaga y Almería, se saltaba la agenda para plantarse en el epicentro del escándalo.
Desde Melilla hablaba de trama de compra de votos generalizada de la que se “beneficia” el PSOE y apuntaba a la responsabilidad de Sánchez, entre otros argumentos, porque veranea en Mojácar, la ciudad almeriense donde han sido detenidos dos candidatos del PSOE.
Implica particularmente a Pedro Sánchez porque fue el ministro Bolaños quien presentó y promovió la candidatura del PSOE en Mojácar. Él mismo veranea en Mojácar y debe dar explicaciones (Esteban González Pons)
“Implica particularmente a Pedro Sánchez porque su número dos del Gobierno (el ministro Félix Bolaños) es quien presentó y promovió la candidatura del PSOE en Mojácar. Él mismo veranea en Mojácar y debe dar explicaciones”, afirmaba disparando directamente contra el presidente del Gobierno que hasta ese momento no se había pronunciado.
Una tesis que 24 horas después seguía abonando la número dos del PP. Cuca Gamarra insistía en que el PSOE se “beneficia” de forma directa o indirecta de la compra de votos mientras reprochaba a Sánchez su silencio.
Isabel Díaz Ayuso no ha querido quedarse atrás y también ha querido sumarse al festival. “No hay un solo delito tipificado en el Código Penal que no protagonice algún candidato de la izquierda en estas elecciones”, decía agitando la coctelera y mezclándolo todo. La compra de votos, las sospechas sobre el número tres del PSOE por participar en un secuestro o la detención del número dos del PSOE de Santa Cruz de Tenerife por partirle una pierna a un hombre en una pelea.