La Audiencia Nacional investiga a un extrabajador del Aeropuerto de Barajas por amasar presuntamente una fortuna oculta de 24 millones de euros con el tráfico de drogas. En ese suculento e ilegal negocio, habrían tenido mucho que ver sus contactos amasados en los aeropuertos españoles, ya que el ahora investigado, detenido el pasado mes de marzo, habría organizado rutas de entrada de droga en suelo español tanto en maletas, como en portes comerciales o en aviones privados, según ha podido confirmar NIUS.
La investigación, abierta desde octubre de 2021, se centra en una red internacional de narcotraficantes capaces de mover grandes cantidades de hachís entre Marruecos y Holanda y cocaína importada de Sudamérica. Esa presunta organización mafiosa estaría liderada por dos ciudadanos belgas, ahora detenidos y por otros dos holandeses, encargados de gestionar presuntamente hasta 21 rutas distintas para mover la mercancía ilegal hasta distintos mercados en el seno de Europa.
La operación arrancó en esa fecha después de que la Justicia belga consiguiera vulnerar los servidores de un sistema de mensajería cifrado, llamado SKY-ECC y utilizado presuntamente por esta red de narcos. Allí, según las pesquisas, había pruebas del movimiento de 187 millones de euros en drogas, con más de cuatro toneladas de cocaína y una tonelada de hachís movidos en distintos envíos.
Fue entonces, según fuentes del caso, cuando los agentes españoles recibieron la autorización del Juzgado de Instrucción número 3 de la Audiencia Nacional para pinchar teléfonos y ampliar las pesquisas en suelo español, en coordinación con la Fiscalía Anti-Droga de la Audiencia Nacional. Los equipos trabajaron en una doble vertiente: primero para desentramar la posible implicación de distintas personas en suelo español y segundo para tratar de localizar el patrimonio oculto que podrían tener estas personas. Así llegaron a concluir que el extrabajador de Barajas era presuntamente uno de los principales responsables de la organización en suelo español, y que podría haber amasado una fortuna que asciende a 24 millones de euros según los informes remitidos al juzgado.
Para los investigadores, esta persona se habría servido de sus contactos en el mundo de la aviación para facilitar el movimiento de mercancías, coordinadas presuntamente por medio de teléfonos encriptados como el vulnerado por la Justicia belga. Además, las pesquisas revelan que el investigado se habría convertido también en importador, al invertir presuntamente parte de su dinero en los cargamentos que la red era capaz de mover por Europa.
De forma paralela, el grupo de delitos financieros de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil trabajó para seguir la ruta del dinero, que pasaría además por el uso de criptomonedas para tratar de desligar los fondos de su presunto origen ilícito.