La Guardia Civil grabó la reunión clave del crimen de Manzanares: “Me han visto. Hay que estar atentos”

  • Cuando apareció el coche del fallecido, los principales investigados se reunieron en un garaje para evitar ojos indiscretos pero había un micro en el coche

  • Los agentes limpiaron el audio con un programa informático hasta confirmar que el corredor de fincas y su colaborador estaban implicados en la muerte de Juan Miguel Isla y la destrucción de pruebas: “Algo traman, aunque no te hayan visto”

  • Después, los dos investigados viajaron hasta la finca donde ocultaron el cuerpo para ver si había presencia policial: “¿Nos acercamos ahora que no llevamos móviles?”

“Me han visto, hay que estar atentos”. Las palabras salieron por boca de Gaspar Rivera cuando pensaba que nadie le escuchaba. Llevaba todo el día nervioso, tenso tras conocer la noticia de que la Guardia Civil había encontrado en un descampado de Albacete el coche que seis meses antes había trasladado hasta allí, justo después de que el empresario Juan Miguel Isla fuera asesinado. La mañana de su muerte, el fallecido fue con su jefe a cobrar un dinero por la venta de una finca. Eran 50.000 euros en efectivo. Cuando cogió el dinero, trasladaron a Isla a una finca donde lo mataron y lo tiraron a un pozo. Poco después, Gaspar cogió el coche y se marchó a 145 kilómetros de Manzanares para abandonar allí el vehículo. 

Durante meses, todo salió bien. La familia de Isla había denunciado su desaparición, los programas de televisión hablaban del caso del empresario ausente, y la Guardia Civil no ocultaba sus sospechas de que el jefe de Gaspar, el empresario Antonio Caba, estaba detrás del crimen. No era la primera vez que su nombre sonaba en algo parecido. En 2019, Caba fue la última persona en ver con vida a Jesús María González Borrajo, un hombre que desapareció tras cobrar 14.000 euros en efectivo de la venta de un coche. Sin embargo nadie había podido probar su relación directa con el crimen. 

Sin embargo, todo cambió el 25 de enero, cuando después de hacer público el vehículo en el que había desaparecido Juan Miguel Isla, los agentes de la Guardia Civil recibieron la llamada de una persona que aseguró haber visto el coche en un descampado de Albacete. Y era verdad. El Renault Clio de color gris metalizado llevaba allí seis meses parado. Cuando los investigados se enteraron del hallazgo dos días después, fijaron una cita llevados por los nervios. Para evitar ojos indiscretos, quedaron en el garaje de la casa de Antonio Caba, lejos de nadie que pudiera escucharles. Lo que no sabían entonces los dos empresarios es que sus vehículos llevaban ya instalados dos micrófonos con autorización judicial. 

La reunión clave

Según el sumario del caso, al que ha tenido acceso NIUS, la cita en cuestión se produjo sobre las cinco de la tarde del 27 de enero de este año. En ese momento, las cámaras de seguridad de la calle aledaña grabaron los coches de los dos investigados entrando en el garaje. Dentro, ambos se quedaron fuera de los vehículos, pero los agentes activaron los micros de uno de ellos con la esperanza de poder escuchar lo que ambos decían. El dispositivo estaba preparado para grabar el interior del coche, pero los agentes pudieron sacar algunos fragmentos de conversación gracias a un tratamiento digital de las pistas de audio con un programa llamado Cedar Trinity. Así fue como en el minuto 15:14 pudieron distinguir claramente como Gaspar decía “Me han visto” y Antonio Caba respondía “Hay que estar atentos”. “Algo traman, aunque no te hayan visto”, decía segundos después.

Y era verdad. Los agentes habían estudiado las cámaras de seguridad de la zona y sabían que el coche del fallecido había sido visto en una estación de servicio de Membrilla, después de que el móvil de Juan Miguel Isla hubiera dejado de dar señal. Las imágenes del establecimiento no dejaban lugar a dudas. Era Gaspar, un hombre con problemas con el juego que hacía pequeñas funciones para Antonio Caba, el que conducía el vehículo.

“Te vas a echar el delito encima”

Desde la aparición del coche, se precipitaron los acontecimientos. Tanto que los agentes grabaron incluso los soliloquios que el principal investigado mantenía en su coche consigo mismo. “Te vas a echar el delito encima ¿eres tonto o te falta un agua?”, se decía Antonio Caba mientras los agentes escuchaban. “Eres muy tonto tío. Muy tonto. Lo que has hecho no tiene nombre”.  “Bueno Antonio, hasta aquí hemos llegado, amigo mío. Hasta aquí hemos llegado”.

 Con la tensión en aumento, al día siguiente los dos investigados realizaron otro movimiento que les delató, esta vez hasta los aledaños de la finca donde habían escondido el cuerpo, dentro de un pozo. Su intención, según los investigadores, era comprobar si había presencia policial en la finca donde dejaron el cadáver de Juan Miguel Isla. Para ello, quedaron con anterioridad en Membrilla, dejaron allí los teléfonos móviles y se subieron en el BMW blanco de Antonio Caba. El mismo coche que llevaba un micro dentro y captó todas sus conversaciones:

Caba: ¿Nos acercamos hora que no llevamos móviles?

Gaspar: Yo creo que no hay nada ahí.

C: Vamos a acercarnos un poco. Es que ahora mismo, viernes por la tarde

G: Lo que tú veas.

C: Que no llevamos móviles ni nah.

G: Ya pero ahí de todas maneras. Ahí lo que les habrá dado tiempo a hacer es nada. Si tienen que venir a hacer algo… lo que sí hay a lo mejor es muchos rurales.

C: Hay dos coches de la Guardia Civi.

G: ¿De los rurales?

C: De los de Medio Ambiente. Yo creo que tenían que pasar. 

G: ¿Un viernes por la tarde?

C: Pues vámonos. Vámonos y que sea lo que Dios quiera.

En ese momento, ambos visualizaban una parcela concreta del polígono local. Un terreno agrícola. Poco después, los investigados emprendieron la marcha con el coche para pasar por la carretera general desde la que se tiene una nueva vista de la finca. El 14 de marzo, el juez encargado del caso autorizó a la Guardia Civil a registrar la finca. Oculto en el pozo de agua localizaron los restos sin vida del empresario Juan Miguel Isla.