Yolanda Díaz reivindica "dialogar" y "unir" para llegar a Moncloa, y advierte a Podemos: "No soy de nadie"

  • Díaz lanza su candidatura con Sumar: "Quiero ser la primera presidenta de España", ha dicho

  • Entre los retos de Díaz están reagrupar la izquierda, solventar el desencuentro con Podemos y plantear su papel en la campaña del 28M

  • Juan Carlos Monedero y Gabriel Rufián critican a Díaz por "apuñalar a quienes la pusieron" donde está

Yolanda Díaz lo dejó para el final. Para un último minuto que puso en pie a las 3.000 personas que abarrotaban el polideportivo Magariños, el mismo donde años atrás jugara al baloncesto con la camiseta de Estudiantes Pedro Sánchez.

Díaz, pantalón y camisa blancos, alzaba la voz para lanzar un mensaje inequívoco: "Quiero ser la primera presidenta de España".

Con ese "paso adelante", la vicepresidenta segunda del Gobierno hacía oficial su candidatura con el sello Sumar, la plataforma trasversal y "feminista" que aglutina a una decena de partidos a la izquierda del PSOE, desde IU, Más País, los comunes y Compromís hasta Batzarre o Verdes Equo.

Y con otra frase, Díaz reafirmaba su independencia: "Yo, mujer, no soy de nadie. Estamos cansados de tutelas", un mensaje con forma feminista y fondo de carga de profundidad contra Podemos, según quien quiera entenderlo.

Marcando distancias

"Empieza todo" era el lema de acto que ponía la guinda a seis meses de proceso de escucha ciudadana. El nuevo comienzo implica separar caminos con Podemos, la formación que le llevó al Congreso y al Gobierno.

Sin mencionar a los morados, Díaz reiteraba que su política es "unir y dialogar, no polarizar", "ensanchar la democracia", hacer política útil frente a "politiqueos" y defender la "ternura" frente a la confrontación.

Una izquierda amable, la que quiere representar Díaz, que no olvida a su hija Carmela, a quien calificaba de impulso en su día a día. Lo suyo es “llegar a acuerdos, como hacen las personas normales”, afirmaba.

En busca de esos objetivos, Sumar cuenta con el apoyo de Ada Colau, Alberto Garzón, Íñigo Errejón, Mónica GarcíaJoan Ribó, para quienes Díaz tenía palabras de gratitud desde la tribuna.

Ni una mención al PSOE en su discurso. Sí se acordaba de Alberto Núñez Feijóo y del PP, un partido que en su su opinión "representa muy bien al neoliberalismo. Es el que vota en contra de todo”. El que aboga por la política "del dolor".

Retos en el horizonte

Díaz y Sumar afrontan retos a medio y corto plazo que pondrán a prueba si la declaración de intenciones de Magariños es viable. Entre los más inmediatos, gestionar el desencuentro con Podemos -empezando por su compañera de Consejo de Ministros, Ione Belarra- que no ha asistido a arroparla al no cerrar con ellos un pacto de primarias abiertas.

El propio acto de Madrid ha evidenciado las distintas sensibilidades de Podemos. Algunos diputados morados y líderes regionales no faltaban a la cita. Ha sido el caso del gallego Borja San Ramón, la navarra Begoña Alfaro, así como varios diputados nacionales y autonómicos como Antón Gómez-Reino, Txema Guijarro, Nacho Escartín y Daniel Ripa, entre otros.

Pero Díaz también tiene por delante intentar concentrar en una misma candidatura a una quincena de partidos que, en muchos casos, ahora son rivales electorales y que competirán por el voto el 28-M, pero consciente de que es uno de los reclamos para dicha campaña, para lo cual deberá tener equilibrios.

"Apuñalar a quienes te pusieron"

La cúpula de los morados, que como se preveía no asistía al acto, no oculta su malestar por la ruptura de Díaz. El politólogo y cofundador de Podemos, Juan Carlos Monedero, acusa a Díaz de hacer campaña con partidos que "compiten" contra Unidas Podemos.

"Hay que trabajar para la unidad. Hacen falta todas las fuerzas, también la que representa Yolanda Díaz. Pero es ministra de Unidas Podemos y hoy ha hecho campaña por partidos que compiten contra Unidas Podemos. Eso es ruido. Estruendoso", ha criticado Monedero.

Podemos intentó sin éxito hasta este sábado, en su Consejo Ciudadano, que Díaz aceptara sus condiciones para confluir.

ERC -que votó en contra de la reforma laboral dirigida por Díaz- tampoco tardaba en desacreditar el movimiento de Díaz. Su portavoz en el Congreso, Gabriel Rufián, acusaba a la vicepresidenta segunda de traicionar a sus compañeros: "Entiendo que útil es pactar con Garamendi y con Cs un Reforma Laboral sin unos salarios de tramitación y una indemnización digna a cambio del aplauso y la financiación suficiente para apuñalar a quienes te pusieron donde estás".