El Partido Popular dijo ayer que “el aborto no es un derecho”. Eso sólo cuatro días después de que su líder, Alberto Núñez Feijóo, reafirmara su apoyo a la ley de plazos de Zapatero por ser “constitucional” y “correcta” certificando así un viraje histórico sobre la tradicional posición de Génova sobre el aborto.
Una pirueta arriesgada que trata por un lado de centrar al partido para sumar los restos de Ciudadanos y a los votantes socialistas decepcionados con Sánchez de cara a las próximas citas electorales y a la vez no soliviantar al sector más conservador del partido a los que se les pusieron los pelos como escarpias cuando escucharon a Feijóo proclamar su “respeto” por la misma ley de plazos que en 2010 recurrieron ante el Tribunal Constitucional. Un texto avalado ahora por el Alto Tribunal que concibe la interrupción voluntaria del embarazo en el plazo de 14 semanas como “un derecho de las mujeres”.
Los exministros Jaime Mayor Oreja, Jorge Fernández Díaz o Federico Trillo -abanderados del sector más ultracatólico del PP y en algunos casos próximos al Opus Dei- han dejado claro en los últimos días su malestar con la nueva postura del PP sobre el aborto. Consideran que aceptar la ley de plazos equivale a aceptar que el aborto es un derecho.
En un comunicado de la Fundación Neos que dirige, Jaime Mayor Oreja considera “preocupante el apoyo expresado por el presidente del PP” a la ley de plazos del aborto y reclama a Feijóo que “reconsidere” su postura porque significa “un alejamiento y un abandono de las convicciones profundas de una parte sustancial de su electorado”. “El aborto no es ni será un derecho fundamental en la Unión Europea”, señalaba después en una conferencia en Bruselas la semana pasada.
Jorge Fernández Díaz, uno de los setenta firmantes del recurso del PP ante el Constitucional hace trece años, ha calificado como “grave” que el PP se declare “partidario” del aborto y como Mayor Oreja, pide recapacitar al presidente del PP.
“Deberían reflexionar que esa posición política genera problemas de conciencia –entre otros– a no pocos de sus votantes católicos que, sin duda, esperan un cambio político en España y no una mera sustitución en La Moncloa limitada a corregir la deteriorada situación económica. Cualquiera que sea la magnitud de ese voto, es sin duda necesaria para conseguir la imprescindible alternativa de Gobierno”, advertía desde su artículo semanal en el diario La Razón.
Por su parte, Federico Trillo, ponente del recurso ahora desestimado por el Constitucional, intentó sin éxito apartar a cuatro magistrados de la deliberación de la ley del aborto de Zapatero. Luego lamentó que “al aborto se convierta en un derecho indiscriminado” tras conocerse el fallo del Alto Tribunal cuestionando a la actual dirección nacional del PP.
No son los únicos que se muestran “indignados” por el apoyo de Feijóo a la ley de plazos del PSOE. Existe "sorpresa y malestar" en cargos del PP, pero también "mucha indignación" en algunos promotores del recurso al TC y cargos del ala 'provida', que no esperaban ese apoyo tan "tajante", "contundente" y "rotundo" a favor de la ley de plazos que recurrió el PP hace más de una década cuando Mariano Rajoy era líder de la oposición.
Consideran que el viraje de Feijóo supone una enmienda a la totalidad a lo establecido en la ponencia social del XVIII Congreso que el partido celebró en 2017. En su punto 42 se señalaba que "el PP está firmemente comprometido en la defensa y protección del derecho a la vida. Por eso consideramos que el aborto no debe entenderse como un derecho sino como un fracaso de la sociedad".
A esas voces se suma la del obispo de Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla, que directamente ha acusado al Partido Popular de “traición total y absoluta” por la ley del aborto. “¿Alguien con recta conciencia puede apoyar a un partido así?”. Una pregunta cargada de intencionalidad.
Génova trata de calmar al ala más dura del partido y sofocar las críticas internas (también de sus diputados y senadores más conservadores) y a la vez reivindicar su derecho a “evolucionar” igual que ha hecho la sociedad española en estos tres últimos lustros en consonancia con los socios europeos en un difícil ejercicio de equilibrio político.
“No somos un partido abortista”, aclaran desde el entorno de Feijóo. “El PP acepta con naturalidad la ley de plazos y esto hace 15 años era impensable”, reconoce a continuación una voz autorizada dentro del partido que lamenta que el debate se intente centrar en si el aborto es o no un derecho. “Es una posición sensata y entendible”, insiste esa misma fuente.
“Nunca le he oído al presidente Feijóo decir que el aborto es un derecho. Nuestro modelo reconoce unos parámetros para poder interrumpir voluntariamente el embarazo que es a través de los plazos. Es un modelo aceptable y aceptado por el PP”, aseguraba ayer su portavoz de campaña, Borja Sémper. Los populares defienden que aceptar la sentencia del Tribunal Constitucional y aceptar la regulación de plazos “es perfectamente compatible” con la defensa de la vida y de la maternidad.
Uno de los ejes de la estrategia electoral de Génova pasa por presumir de “feminismo” para disputar el voto de las mujeres al PSOE y a Pedro Sánchez. De ahí la nueva posición sobre el aborto aunque los populares nieguen oficialmente que exista un giro para no sublevar al sector más ultracatólico del partido y que sigue teniendo peso electoral. “Quiero reafirmar la posición del PP sobre el aborto. Respeto a la sentencia del Constitucional. Aceptación del modelo de plazos porque ofrece garantías a las mujeres que se someten a un aborto y defensa de la maternidad y esto es perfectamente compatible”, machacaba el portavoz popular intentando la cuadratura de un círculo imposible.