'Abogadotinder' no busca citas, previene estafas: "Se les puede condenar, pero hay que saber quiénes son"
Se trata de un abogado que prefiere mantener el anonimato y atiende desde la red consultas de hombres y de mujeres
Asegura que si se ha puesto cara y nombre al estafador, se le puede perseguir, juzgar y condenar
Su primer consejo: "No dar nada a nadie que no conozcamos", pero si ya está hecho, recabar mensajes, transferencias y todo lo que se pueda
'Abogadotinder' es uno de los poquísimos usuarios de la aplicación de citas más famosa que no busca encuentros, sino ayudar a personas que pueden estar siendo estafadas a través de ese medio. Así se presenta en la red: "¿Estas viendo cosas raras en tu contacto de Tinder?; ¿Te pide dinero?; ¿Favores extraños?; ¿Cosas que no te cuadran? Pregúntame y te asesoro gratuitamente...".
A renglón seguido, aclara que "no es una excusa para pillar cacho" y que tiene perfil visible "para chicas y chicos". Es decir, tanto hombres como mujeres pueden acudir a él. Lo de "pillar cacho", admite, "se lo han preguntado más de una vez, con desconfianza". En cuanto a las características, se define en la página como "asexual" y no pone fotos propias, sólo una estatuilla de Themis, la diosa de la Justicia.
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NIUS se ha puesto en contacto con la persona que hay tras ese perfil y que prefiere mantener el anonimato. Antes, en un vistazo a su currículum, hemos comprobado que es abogado y que ha trabajado en asuntos de todo tipo, también de estafa.
Aterrizó en el mundo de las aplicaciones de citas hace unos seis meses, y lo hizo al detectar que recibía en su despacho muchas consultas relacionadas con posibles estafas a través de las aplicaciones de citas. Así que decidió ayudar desde dentro y, según nos cuenta, cada semana recibe alguna consulta de personas preocupadas, por haber prestado un dinero a alguien que no lo está devolviendo o, directamente, ha desaparecido.
Primero charla a través de la aplicación y da los consejos pertinentes. Después, si ve que hay posibilidades de ayudar a esas personas a recuperar su dinero, pasa a un sistema de mensajería para poder intercambiar capturas de imágenes.
La buena noticia es que, según 'abogadotinder', cazar a estos estafadores es posible, siempre y cuando la víctima haya puesto cara al delincuente y lo haya conocido en la vida real. En esos casos, no sólo se les puede perseguir, sino que a menudo se consiguen condenas por estafa, penada con hasta tres años de cárcel en su tipo básico, y a veces, añade, hasta por "usurpación".
Cuando hablamos de víctimas que han prestado el dinero a personas sin llegar a conocerlas, es mucho más difícil. Porque desaparecen de la red, y muchas veces se trata de alguien que opera desde fuera de España. Se puede pedir a la web un dato, pero normalmente es un proceso lento y se consigue poco más que una dirección de correo electrónico.
¿Cómo encontrarle?
Primero hay que entender cómo funciona Tinder: los usuarios van viendo una serie de perfiles (fotografías y datos) y pueden indicar si les gusta lo que ven y lo que leen o si no. Cuando las dos personas no han indicado que se gustan mutuamente, se abre un chat. Así que él marca el "me gusta" para todos los perfiles que ve. De esa manera, si alguien quiere contactar con él, sólo tiene que hacer lo mismo y consultarle.
Desde su experiencia, explica que "toda víctima de estafa lo es porque tiene una necesidad, y todas las personas que están en esas páginas tienen una necesidad, bien sea de conocer, de sexo, de establecer una relación... así que estamos ante un lugar que es un caldo de cultivo para los delincuentes dispuestos a utilizar esas necesidades".
No dar nada a nadie, aunque empiece a ser nuestra pareja, sin conocer a su entorno
"La pena es que la mayoría de las víctimas -tanto hombres como mujeres- acuden a mí a posteriori, cuando ya las han estafado", lamenta. Por eso incide en la necesidad concienciar e insiste en que "Por defecto, no hay que dar nada a nadie aunque empiece a ser nuestra pareja si no conocemos a su entorno, porque detrás de un perfil de internet puede haber cualquiera y si sólo conocemos lo que esa persona cuenta de sí misma, no conocemos nada". Parece evidente, pero lo cierto es que los engaños siguen produciéndose a diario.
Además, explica que hablamos de profesionales que saben lo que hacen: "El estafador o la estafadora te dice lo que quieres oír, te va a vender la luna, te va a conquistar", y por eso mismo, insiste en que las víctimas tampoco han de culpabilizarse, porque quien las engaña sabe hacer su trabajo y su papel. Y no sólo eso, muchos de ellos trabajan con varias víctimas a la vez, así que "donde hay una persona estafada, puede haber muchas más al mismo tiempo".
En ese sentido, relata la primera vez que vio un caso real, que había estafado a varias mujeres. Pensaba que se iba a encontrar a alguien atractivo y encantador, "un pibón", remacha. Pero el embaucador era una persona "físicamente nada atractiva, sin labia, sin gracia y sin nada", sin embargo, había enamorado a varias víctimas satisfaciendo su necesidad de "un novio".
En cuanto a lo de recuperar el dinero, admite que no siempre se puede, incluso en los casos en los que hay condena. Y no sólo eso, un juicio para recuperar 300 euros "no vale la pena", asegura. Aunque a veces hablamos de mucho más dinero. Él ha llevado casos en los que la estafa llegaba a los 20.000 euros.
Motivos de alarma
El primer consejo que da es básico: "No dar dinero a nadie que no se conozca", parece algo obvio, pero hay que entender que en esta sociedad "hay mucha soledad" y muchas "necesidades", como explicaba al principio de la conversación con NIUS. Por eso añade que es fundamental "conocer cuanto antes a las personas con las que uno se encuentra en internet, ponerles cara".
Aún así, el engaño puede llegar después de conocer a la que creemos nuestra nueva pareja. Los motivos para encender las alarmas -dice- están en los detalles: "Porque aunque esa persona tiene una relación contigo, y es real, te puedes dar cuenta de que hay cosas que no encajan". Estos son algunos ejemplos:
- No conoces a sus amigos.
- No sabes donde vive y nunca has estado en su casa.
- Sabes a qué dice que se dedica, pero nunca has estado ahí, no le has visto desempeñando su trabajo y no conoces a sus compañeros.
- Siempre va a tu casa o te ves fuera. Pese a que es tu pareja, nunca te propone ir a la suya.
- "No es amabilidad, generosidad o caballerosidad, es ocultación", afirma rotundo.
Si se dan esos síntomas y empieza a pedir dinero, 'abogadotinder' asegura que es probable que estemos ante una estafa: "Si se hace el o la longuis, si empieza a desaparecer, es hora de tomar medidas." y esas medidas pueden ser tan simples como captura de los mensajes que se intercambien.
En cuanto a los perfiles, son varios, pero muchas veces "hablamos de gente que dice ser lo que no es y que utiliza terminologías que le son familiares por su entorno. Por ejemplo, si su padre es médico, puede decir que su profesión está relacionada con la medicina y utilizará las palabras que normalmente se usan en ese mundo".
Y sorpresas las hay, sin duda, como la de un caso que llevó, en el que el estafador era un hombre que vivía con su pareja y... "la novia era su cómplice", que admitía que él estuviera con otras mujeres porque le reportaba un beneficio.
¿Qué hacer si ya se ha prestado dinero?
A la regla básica de no dar nada a nadie sin conocer su entorno, el abogado añade otra: "No dar dinero en metálico", hacer que quede rastro, que la transferencia quede registrada y el nombre del beneficiario también, porque así se demuestra que se ha transferido dinero.
Además, es importante intentar que quede "constancia de que es un préstamo y no una donación", asevera. Así que lo mejor, en un mundo en que los chats son el pan nuestro de cada día, "dejar claro que se está prestando algo y se espera una devolución". Puede valer un simple, "devuélvemelo cuando puedas".
'Abogadotinder' aconseja "recabar todos los datos posibles, desde mensajes a fotografías y por supuesto las transferencias". Después, lo mejor es llevarlas a un perito para que confirme que son mensajes reales, y ya con eso se puede acudir a un juzgado.
Lo que más lamenta es que está convencido de que cada duda es sólo una ínfima parte de la realidad. Su asesoramiento es totalmente gratuito, tanto dentro de la aplicación como en los servicios de mensajería externos. Pero anima a denunciar, y asegura que la policía puede identificar a los estafadores y los jueces pueden condenarlos.
Y no, su visión de las apps de citas no es de crítica absoluta: "Es una herramienta más, pero hay que educar a la gente a usar esa herramienta. A la vista está que no lo estamos", remacha mientras apura su café y mira el móvil en el que recibe las consultas de personas que han dado más de la cuenta.