Conde Pumpido o Balaguer: la presidencia del TC, el primer escollo de la mayoría progresista
Los dos magistrados progresistas quieren ser presidentes y no están dispuestos a dar un paso atrás
Conde Pumpido está considerado el candidato progresista; Balaguer también lo es, pero si es elegida lo será con el voto de los conservadores
Los bloques progresista y conservador se reúnen este martes por separado para decidir candidaturas
Si había un día para estar atento a los gestos y las palabras de los magistrados del TC -nuevos y veteranos- y de su entorno, era este lunes. El tribunal de garantías acogía la toma de posesión de los cuatro nuevos magistrados, Mª Luisa Segoviano, César Tolosa, Juan Carlos Campo y Laura Díez. Pero las miradas estaban puestas en el siguiente capítulo; la presidencia del tribunal que por primera vez en años recaerá en un progresista.
Cándido Conde Pumpido y Mª Luisa Balaguer se disputan el cargo. Los dos han dejado claro que quieren presidir el Constitucional y por lo visto y oído en el evento, ninguno está dispuesto a dar su brazo a torcer. Ella, catedrática de Derecho Constitucional, "quiere ser presidenta", pero es consciente que enfrente tiene a un rival duro. Sin embargo no va va a dar "ningún paso atrás". El ex fiscal general del Estado se considera el candidato progresista, aseguran fuentes cercanas a él, pero aún no está todo dicho, toda vez que hay que ver qué hacen los nuevos miembros del Pleno y que ella es la candidata favorita de los conservadores porque "se ha mostrado más dispuesta al consenso".
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La votación será el miércoles, en un pleno que se celebrará a la una, pero antes, ambos sectores se reunirán por separado, en un intento de decidir qué votar. Se ha llegado a plantear la posibilidad de que los progresistas intenten una solución de consenso, pero vistas las posiciones firmes de ambos, no está claro que eso pueda prosperar.
Así están las cosas
A falta del duodécimo magistrado del Pleno, el que sustituya a Alfredo Montoya, que abandonó el TC por enfermedad, el bloque progresista tiene siete magistrados y el conservador tiene cuatro, que votarían a Balaguer.
Si la magistrada no da un paso atrás, se votará a sí misma. Así que el candidato Conde Pumpido (en principio el candidato progresista), tendría como mucho seis votos frente a cinco.
Esa balanza se podría inclinar si alguno de los progresistas vota a Balaguer. Las miradas están puestas en Mª Luisa Segoviano, que se reserva su voto. Por un lado, fuentes del TC señalan que es muy amiga de Conde Pumpido. Pero por otro, su perfil feminista, hace que pueda inclinar la balanza en favor de su nueva compañera y hacer que el resultado definitivo sea de seis votos para Balaguer y cinco para su rival.
Una de las opciones que se ha barajado es que los progresistas les propongan repartirse la presidencia y la vicepresidencia. Eso supondría romper con la tradición de los últimos años, en los que el presidente y el vicepresidente provenían de los distintos bloques. Pero en el TC afirman que no sería la primera vez que ocurriera, que eso no es una obligación y que ya ha habido antes presidencia y vicepresidencia progresista al mismo tiempo.
Si se respeta esa norma no escrita, el vicepresidente sería el conservador Ricardo Enríquez, que como magistrado de más antigüedad, se encargará en cualquier caso de presidir el pleno que el miércoles designará al presidente y al vicepresidente.
Sería una paradoja que la progresista Mª Luisa Balaguer -y nadie pone en duda su sensibilidad- saliera elegida como presidenta gracias a los conservadores. Lo que está claro, es que este nuevo tribunal no está empezando su andadura con un exceso del siempre deseable consenso.
Los recados de Trevijano
La situación pone en entredicho la parte del discurso del presidente saliente, Pedro González Trevijano, que ha tachado de "falsaria dicotomía" la separación que se hace entre jueces conservadores y progresistas. De hecho, algunos magistrados hacían referencia este lunes a esos términos a la hora de referirse a los bloques, y el hecho de que se reúnan por separado también habla de esos bloques o sectores diferenciados.
No ha sido el único mensaje del presidente saliente, que también ha criticado los decretos con los que según él se está legislando desde hace "varias legislaturas". Su discurso, largo, ha estado cargado de recados. Y entre ellos, aunque sin nombrarlo, uno para defender el papel del TC como garante de la Constitución y la decisión de paralizar las enmiendas con las que los partidos del Gobierno intentaron agilizar la renovación del tribunal tras el bloqueo en el sector conservador del CGPJ.
La decisión del tribunal fue inédita, porque supuso paralizar una norma antes de tramitarla, algo que hasta ahora no se había hecho nunca. Sin embargo, Pedro González Trevijano ha insistido en que el TC está ahí, precisamente para garantizar que los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial respetan la Carta Magna.
Su discurso; la amplia sonrisa de la nueva magistrada Laura Díez Bueso; o el abrazo intenso entre el exministro Campo y su rival político Enrique López; eran los detalles de una jornada que a la misma hora en que ocurría empezaba a ser pasado, porque de lo que más se hablaba era del siguiente escenario, el de la presidencia del Tribunal Constitucional.