Alma de Damasco: el restaurante de polígono que escondía una sucursal del mayor banco para narcos de Europa

  • Su dueño, un empresario sirio, pasó de residir en el Barrio del Pilar de Madrid a buscar un piso de lujo en Dubai

  • La Policía considera que la red podía mover 300 millones al año en 22 países

  • Tras una vida de lujos, en España parte fondos fueron canalizados a una empresa de VTC’s otra firma de camiones

Por fuera, el Alma de Damasco parecía un restaurante inspirado en Las Mil y Una Noches. Prometía la mejor comida siria, dulces típicos de países árabes y llegado el momento, se bailaban danzas tradicionales persas. Sin embargo, desde el primer momento llamó la atención de los agentes el trasiego de clientes que el local tenía todos los días. 

Mientras las reseñas en los distintos portales de restauración no eran muy prometedoras, el local ubicado en el polígono industrial de Cobo Calleja (Fuenlabrada, Madrid) tenía una clientela fija, que a juicio de los agentes tenía escaso o nulo interés por la comida y pasaba de forma frecuente por el local a hacer entregas de dinero. Su propietario, un empresario sirio llamado Mohamed H. y nacido en 1985 había sido detenido ya en diciembre de 2019 y acusado de presunto blanqueo de dinero y delito fiscal. Poco sabían los agentes de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) que en 2020 comenzaron a vigilar los movimientos en el local que allí iban a descubrir la principal sucursal en España del que según Europol, es el mayor banco “del narcotráfico de Europa”. 

Desde el comienzo, el caso recayó en el grupo especializado en las mafias de origen chino y en los agentes de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional. No en vano, el local está ubicado en el polígono industrial con mayor concentración de mayoristas orientales de toda España. Al ver a tantos ciudadanos chinos repetir día tras día en el local, los agentes lo tuvieron claro. O el cuscús de pollo era realmente arrebatador o en aquel local pasaba algo más que un consumo moderado de platos de la gastronomía árabe. Y así fue. Tanto que pese a que el restaurante cerró el pasado mes de septiembre (el local donde estaban alquilados pasó a manos de un banco) los clientes seguían acudiendo a la misma zona en busca de los financieros furtivos. 

Así daba sus primeros pasos la llamada Operación Caldo, que arrancó investigando los movimientos de una familia siria y terminó involucrando a la mitad de las policías de Europa, desvelando los movimientos de tres grandes grupos mafiosos de distintas nacionalidades, envíos de hasta cuatro toneladas de cocaína en dos contenedores, pases de dinero negro por valor de varios millones de euros y sobre todo una red de financiación paralela que servía a los distintos grupos mafiosos para mover dinero negro entre países sin necesidad de abrir cuenta alguna.

Un goteo de intervenciones discretas

De una forma muy básica, la entidad financiera funcionaba como un sistema de compensación. Es la llamada hawalla: un cliente dejaba el dinero en la sucursal de Madrid, y otra persona podía recoger los fondos, restando la comisión de servicio, en cualquier otra “sucursal” parte del globo sin dar más explicaciones. Después, las terminales de esta red se comunicaban por un grupo de mensajería telefónica, donde se cuadraban las transacciones. Esta es la pesquisa en la que ahora se afanan los investigadores, para ahondar en las ramificaciones que este narco-banco tenía desde Finlandia a Turquía y aflorar a todos los clientes. Además, los investigados ofrecían a las mafias otros servicios como los préstamos, que según la Policía Nacional sirvieron para financiar envíos internacionales de cocaína. En su última etapa y según fuentes conocedoras del caso, los investigados invirtieron también parte de sus fondos directamente en partidas de droga.

Así, la madeja comenzó a crecer, el principal cabecilla pasó de un piso en el Barrio del Pilar de Madrid a un chalet en la zona de Mirasierra, y en las escuchas telefónicas los agentes detectaron su voluntad de comprar una vivienda en Dubai. Según fuentes del caso, la agencia que se encargaba de la operación en el país árabe tenía un nombre compuesto. Su primera palabra daba una idea de lo que estaba pasando: Luxury (lujo). 

El trabajo policial se extendió dentro y fuera de las fronteras. En suelo español, los agentes comenzaron a controlar tres grupos familiares distintos, al principal cabecilla, a su hermano y a un sobrino político, a otros dos empresarios en Móstoles y a otro núcleo afincado en la zona norte de Madrid. Detectaron así que parte de los fondos en España se estaban destinando a financiar una empres de VTC's y a una empresa de camiones. 

Escondites en vehículos

Mientras, las pesquisas comenzaban a aportar datos de transacciones como un goteo incesante. Así y durante dos años los agentes de la UDYCO consiguieron sacar de circulación 2,4 millones de euros en distintas operaciones que sobre el papel nada tenían que ver con estas pesquisas. 

De la misma forma y con la ayuda de la Agencia Tributaria fueron bloqueados dos contenedores cargados de cocaína. El primero fue en 2020 y el segundo en 2021. El incremento de las pesquisas coincidió entonces con el movimiento de fondos de las familias investigadas. Pese a ser empresarios discretos, llegaron los grandes gastos como los coches de lujo, también reflejados en los informes policiales. Arrancó entonces un nuevo negocio, o más bien una necesidad, la de “caletear” los coches, o lo que es lo mismo, dotarles de escondites en los bajos del vehículo para que el dinero viaje escondido en un lugar secreto. Era el juego del gato y el ratón, pero con los agentes un paso por delante.  

21 registros y 32 detenidos

Finalmente el pasado mes de septiembre, en un dispositivo en el que participaron 120 agentes, se lanzaron 21 registros y se practicaron 32 detenciones en Madrid, Toledo, Málaga y Álava. Allí los agentes encontraron 485.000 euros en efectivo, una pistola semiautomática, 470 kilos de hachís, 1,2 toneladas de cogollos de marihuana, un cultivo con 995 plantas, 11 vehículos de lujo, siete relojes de alto valor y el taller mecánico donde los investigados realizaban las modificaciones a los coches. 

Ahora, los agentes trabajan en la información que puedan extraer de los teléfonos móviles de los investigados. Los terminales eran su principal herramienta de negocio y por tanto, la información que en ellos se contenga hará crecer de forma previsible esta red, ya de por si considerada “la mayor entidad financiera del narcotráfico de Europa”. Y todo, desde una tetería de Fuenlabrada.