Vía libre para que los terceros y últimos presupuestos del Gobierno de coalición se tramiten en el Congreso. El Gobierno ha salvado el primer examen con el apoyo de sus socios de investidura y algún otro partido minoritario. Un respaldo mayoritario que da estabilidad a Pedro Sánchez para encarar la recta final de la legislatura. Moncloa presume de que desde 2015 ningún Ejecutivo ha conseguido sacar adelante tres ejercicios presupuestarios "en tiempo y forma".
El Gobierno ha conseguido amarrar 186 votos para tumbar las siete enmiendas a la totalidad que habían registrado los partidos de la oposición. PSOE y Unidas Podemos han sumado los votos de ERC, PNV, Bildu, PDeCAT, Más País, Compromís, BNG y el PRC. Coalición Canaria y Teruel Existe se han abstenido.
Enfrente, PP, Vox, Ciudadanos, Junts, la CUP, Foro Asturias y los exdiputados de UPN han sumado tan solo 159 votos. Unos partidos que han cargado contra unas cuentas públicas que consideran "ficticias", "irreales" y "electoralistas". La portavoz del P, Cuca Gamarra, durante la primera sesión de debate alentó sobre el fantasma de la recesión.
Se ha dado el primer paso pero ahora quedan por delante cuatro semanas de negociación con los grupos hasta la aprobación definitiva a final de año para que puedan entrar en vigor en 2023. Será el momento de negociar sobre las cifras concretas de las diferentes partidas donde los aliados apretarán las tuercas para que la versión final de los presupuestos incluyan sus demandas.
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, -con la voz rota después de horas y horas de debate-, ya ha augurado que ese proceso será "largo y duro". Dentro de un mes se producirá otra votación decisiva, el Gobierno tendrá que cerrar apoyos de nuevo para aprobar todas las secciones del presupuesto, si cae una cae el proyecto entero. Tras la votación, Montero ha recibido los aplausos de toda la bancada de la izquierda, tanto del PSOE como de Unidas Podemos.
El presidente del Gobierno mandaba un mensaje en Twitter para subrayar que las cuentas garantizan la estabilidad, avanzan en igualdad de oportunidades y protegen a la mayoría social del país.
El debate de presupuestos va paralelo al de la reforma del delito de sedición que exige ERC al Gobierno aunque las dos partes quieren desvincular una negociación de la otra. En esta segunda jornada de pleno ha sido el turno de ERC. No ha subido a la tribuna como es habitual su portavoz Gabriel Rufián que está en una estrategia de "discreción total" para favorecer los acuerdos y no telegrafiar las negociaciones.
ERC se ha movido de sus posiciones iniciales en este asunto, antes solicitaba su supresión y ahora acepta una reforma para rebajar las penas en el Código Penal como también defiende Pedro Sánchez para "homologar" nuestra legislación a la de otros países europeos. El presidente reafirmó ese compromiso hace unos días y volvió a escudarse en que en la Cámara no había una mayoría suficiente para sacarla adelante. Asumía Sánchez el no de ERC, pero tras el giro de los republicanos esa mayoría existe. Rufián, en los pasillos del Congreso, le ha contestado: "Quien sepa contar sabe que es falso, que es mentira". El dirigente de Esquerra ha insistido en que "es una buena noticia democratizar el Código Penal y que sea más homologable" al resto de estados de la UE.
La ministra de Hacienda ha dicho en un primer momento desde la tribuna que el compromiso del presidente es llevar a la Cámara la reforma de varios delitos del Código Penal para que decida sobre la cuestión sin mencionar expresamente la sedición. Después ha tenido que matizar esas palabras ante el revuelo causado para aclarar que no había ninguna novedad ni anuncio en la postura del Gobierno. Fue su respuesta al diputado de Esquerra Joan Margall que previamente había apostado por una solución que pase por la política.
Los otros socios del Ejecutivo, PNV y Bildu, han mostrado su voluntad de seguir mejorando las cuentas. Los nacionalistas vascos, que consiguieron renovar la ley del cupo, consideran que todavía hay "margen de mejora". Los independentistas de EH Bildu han avisado a Montero que no den por hechos su votos hasta el final si no se avanza en medidas sociales para la clase trabajadora. "No hay alternativa posible de presupuestos sin la concurrencia de la izquierda independentista catalana, vasca o gallega. Ténganlo presente", ha subrayado el diputado Oskar Matute.