Sánchez frena la fuga de votos socialistas al PP, según el CIS
El barómetro de octubre de Tezanos refleja una mayor fidelización del voto del PSOE y que el trasvase al PP se modera: del 8,3% de julio al 6,5% actual
El CIS otorga a Sánchez 4 puntos de ventaja sobre el PP, la mayor de toda la legislatura, un 32,7% en estimación de voto frente al 28,7%
Moncloa considera que la tendencia de las encuestas señala que "el efecto Feijóo fue pasajero y la confianza en el Gobierno es sólida"
El barómetro del CIS de octubre es un balón de oxígeno para Moncloa y da alas al PSOE. Es la única encuesta que da ganador a Sánchez si ahora se celebrasen elecciones con un 32,7% de los votos, le sitúa como el preferido por los encuestados para ser presidente del Gobierno, inspira más confianza que Alberto Núñez Feijóo y dispara a los socialistas a su mejor resultado en toda la legislatura con cuatro puntos de ventaja sobre el PP.
La encuesta, que se ha hecho pública justo antes de que Sánchez mantenga su segundo asalto parlamentario en el Senado con Feijóo, refuerza la tesis de Ferraz de que la estrategia de confrontar las políticas del Gobierno contra el modelo del PP es la acertada para remontar unos sondeos que en su mayoría son favorables para los populares.
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Más allá de los grandes titulares, la letra pequeña del CIS revela otro dato al que se le da la máxima trascendencia en el PSOE, el trasvase de votos socialistas al PP. El organismo que dirige José Félix Tezanos señala que esa fuga de votos empieza a frenarse al igual que aumenta la fidelización entre sus votantes.
Menos trasvase y más fidelidad
Una de las grandes preocupaciones en el cuartel general del PSOE es que un porcentaje de sus antiguos votantes cogería ahora la papeleta del PP. Lo detectan todos los estudios electorales y se comprobó en las elecciones autonómicas andaluzas donde un 16% modificó su voto, en 2018 votó a Susana Díaz y en 2022 a Juanma Moreno.
El CIS, con 3.713 entrevistas realizadas, también lo refleja pero empieza a vislumbrarse cierta moderación. En julio, cuando Tezanos dio por primera y única vez ganador de las elecciones al PP de Alberto Núñez Feijóo la fuga de votos era del 8,3%. En aquel momento el PSOE tenía una fidelización de sus votantes tan solo del 63% frente al casi 87% de los del PP.
A la vuelta del verano, en septiembre, la tendencia empezó a cambiar. El trasvase bajó al 7,6% y los fieles del PSOE subieron al casi 65%. Este mes de octubre esa tendencia ha continuado. La fuga de antiguos votantes socialistas se reduce al 6,5% y la fidelización de sus electores asciende al 67,5%.
Siguen siendo cifras altas pero en Ferraz destacan que la evolución es positiva. En cualquier caso nada que ver con los números del PP con una fidelidad siempre superior al 80% y una fuga de votos prácticamente nula. Hay que tener además ciertas cautelas a la hora de sacar conclusiones sobre los trasvases entre partidos porque están basados en la variable del recuerdo de voto y no coincide el porcentaje de los que dicen que votaron a una formación con los datos reales. En esta encuesta asegura que votó al PSOE un 31,7% y al PP un 17,2%. La realidad es que en las generales de 2019 los socialistas obtuvieron el 28,25% de los votos y los populares el 20,99%.
Atajar la desmovilización
El otro gran problema que admiten en el PSOE de cara al nuevo ciclo electoral es la desmovilización de su electorado. La labor del Gobierno y las medidas sociales que está poniendo en marcha para hacer frente a la crisis energética derivada de la guerra de Ucrania no estaban calando entre los votantes progresistas. Aunque Ferraz cree que esa tendencia ha comenzado a cambiar este verano.
Fuentes de Moncloa consideran, a raíz de la encuesta del CIS, que "el efecto Feijóo fue pasajero" y que la confianza en el Gobierno es sólida. El mismo mensaje repiten en la sede de Ferraz. "Cada vez más, la ciudadanía conoce y apoya las medidas que está tomando el PSOE desde el Gobierno", defendió la portavoz Pilar Alegría que sostiene que el incremento del apoyo a su partido se da al mismo tiempo que el PP se estanca o incluso baja.
El PP rebate los datos del CIS
Los populares no se creen la cocina de la encuesta del CIS y aseguran que están por encima del PSOE en estimación de voto. Los populares han contratado a una empresa demoscópica que ha cogido como base los grandes datos de la encuesta de octubre del Centro de Investigaciones Sociológicas pero ha quitado, aseguran fuentes de Génova, "el sesgo de la muestra que endosa Tezanos a sus propios estudios". A partir de ahí ha hecho su propia predicción.
Según ha podido saber NIUS, el PP obtendría un 30,2% de los votos, más de un punto y medio de lo que le otorga el barómetro. Los socialistas se quedarían por debajo con un 24,1%, más de 8 puntos por debajo de lo que le da el CIS. Vox alcanzaría un 16,6% frente al 8,8% que le asigna Tezanos, los de Santiago Abascal conseguirían casi el doble de lo pronosticado.
El debate en el Senado
La encuesta también ha entrado en el debate fiscal. Una abrumadora mayoría, más de un 80%, dice que está muy o bastante de acuerdo con el criterio de que paguen más impuestos los que más riqueza tienen. Además, un 71,2% es partidario de la armonización fiscal para que todos los contribuyentes paguen los mismos impuestos con independencia de la comunidad autónoma en la que residan.
La contraposición de las políticas fiscales se volverá a ver este martes en el Senado. El presidente se erigirá en el representante de la mayoría social del país y el defensor del Estado del Bienestar frente a un Feijóo al que identificará con las élites económicas y con los poderosos que se niega a apoyar los nuevos impuestos a las eléctricas, los bancos o las grandes fortunas.
Será el segundo gran duelo entre los dos líderes buscado por Sánchez que se siente ganador del primero. En aquella ocasión, 6 de septiembre, el presidente aprovechó la ventaja de los tiempos parlamentarios para cebarse contra el líder de la oposición y sembrar dudas sobre su capacidad y preparación. Tiró de hemeroteca para exponer una serie de errores económicos cometidos por el presidente del PP para plantear de forma reiterada la famosa pregunta que se convirtió en el eje de su discurso: "¿Insolvencia o mala fe?".