La competición más importante del fútbol español convirtió en móviles espía los teléfonos de 150.000 aficionados para cazar a los bares que ofrecían la señal de los partidos sin pagar la cuota correspondiente. Sobre el papel, los aficionados instalaban una aplicación que ofrecía información sobre los partidos, los resultados, las estadísticas y las clasificaciones. Pero además, el programa tenía una funcionalidad casi oculta, que se advertía en el pliego de condiciones y que autorizaba a Laliga a activar el micrófono del teléfono para que grabara fragmentos de audio y enviara al organismo la localización del mismo. En total y según los datos a los que ha tenido acceso NIUS, fueron 150.000 personas las que vieron su terminal convertido en un móvil espía.
Así, el programa distribuido por LaLiga tenía una integrado un programa llamado Fluzo, capaz de reconocer por la voz del locutor tras activar el micrófono, si la emisión que se estaba dando en un bar determinado era la versión para domicilios o la destinada a su emisión en bares, que tiene un precio distinto. Cuando detectaba la infracción, el programa enviaba también la ubicación donde se había grabado el corte, para que uno entre la plantilla de 100 inspectores contratados por LaLiga se presentase en el local.
En 2019, fue la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) la que sancionó a LaLiga con 250.000 euros por el uso de esta funcionalidad, que abrió incluso una vía de negocio, ya que la misma empresa vinculada a la entidad comenzó a prestar el mismo servicio a la liga belga, y a Sky México. Antes de su uso y según datos internos de la propia competición, el 68% de los bares españoles emitía el fútbol de forma ilegal.
Además LaLiga realizó en 2018 un movimiento más: compró a Google una base de datos con todos los bares de España, registrados en su aplicación de mapas, para tener un listado completo y legal de los locales potenciales donde se puedan emitir los partidos. Después, cruzó esos datos con la base de datos de clientes legales para eliminarlos de sus inspecciones, y con los restantes trazó una serie de rutas con un programa de inteligencia artificial llamado Xquadra. El resultado fue una reducción de la supuesta ilegalidad dentro de ese mercado hasta el 45%.
En esas fechas, según la documentación que ha podido confirmar NIUS, a la entidad le preocupaba la diferencia de ingresos millonarios que obtenía la competición española por los derechos televisivos de la emisión en bares frente a la Premier inglesa, por ejemplo. Mientras en España Laliga ingresaba 135 millones de euros por este concepto, en Inglaterra la cifra rondaba los 600 millones.
Según la misma fuente, la principal modalidad de piratería para los bares pasa por emitir partidos en un local abierto al público con un contrato realizado para un domicilio, que tiene una tarificación distinta. El segundo sistema, más residual, es el uso de dispositivos comunitarios, de streaming por medio de internet o sobre todo el conocido como cardsharing, es decir, el uso de decodificadores de otros países o con tarjetas programadas para desencriptar la señal de distintos proveedores.