La hoja de ruta está trazada. El guion lo escribió el martes en el Senado el presidente del Gobierno en un debate sobre la crisis energética que marcó el inicio del curso político y dio el pistoletazo de salida a una larguísima campaña electoral. Durante 47 minutos Sánchez se olvidó de la energía y se lanzó a degüello contra Feijóo presentándole como un insolvente en manos de los poderes económicos y las grandes energéticas que no está preparado para gobernar.
La clave es retratar y "desenmascarar" a Feijóo, dicen en el PSOE y en Moncloa. Una estrategia alabada en las filas socialistas donde gustó el tono del presidente y que tiene como objetivo final tensionar al partido para movilizar a unos electores desmotivados en los que no calan las medidas sociales puestas en marcha por el Gobierno de coalición tanto durante la pandemia como ahora para hacer frente a la crisis energética y a la escalada de precios derivada de la guerra en Ucrania.
Hasta ahora el PSOE había centrado su mensaje en alertar de que si gobernaba el PP lo haría de la mano de la ultraderecha, el miedo a Vox, ahora la meta es desactivar el efecto Feijóo ante un ciclo electoral que tiene una foto fija: el líder del PP está cada día más cerca de La Moncloa en todas las encuestas, -no ha parado de subir desde que accedió a la presidencia del PP-, y el presidente del Gobierno acusa un fuerte desgaste con un PSOE a la baja.
En Ferraz todavía escuece el desastre en las elecciones andaluzas donde constataron que un alto porcentaje de sus antiguos votantes se fueron al PP. Ahora, fuentes de la dirección creen que ya no hay trasvase, pero se mantiene la preocupación por la desmovilización.
Asesores y expertos en comunicación política analizan en NIUS si esa táctica del presidente servirá contra quien ha gestionado la Xunta de Galicia durante más de una década y si es creíble presentar a Feijóo como un político al servicio del poder económico.
Verónica Fumanal, asesora de comunicación política, tiene claro que la decisión de Sánchez de buscar en el cuerpo a cuerpo responde a que el líder del PSOE quiere entrar ya en precampaña electoral que es cuando el electorado del partido del Gobierno se moviliza. "Sánchez se pone los guantes de candidato y deja ese aura presidencial", asegura. Destaca que el punto fuerte de Feijóo ante la opinión pública es esa imagen de gestor al igual que otros líderes autonómicos que han ganado varias elecciones.
Subraya eso sí que entrar tan pronto en esa carrera otorga al líder popular una "categoría mayor" que si el presidente siguiera con su imagen presidencial, sus viajes internacionales y sus discursos de alta política. "A mí me parece que la estrategia es muy arriesgada pero puede funcionar. Tiene como punto positivo la movilización del electorado y como negativo que le quita presidencialidad a la figura de Sánchez y le añade una vertiente mas de candidato."
"Todos los golpes van al aire. Feijóo no tiene la ceja abierta. No son capaces de encontrar su punto débil", sostiene Pablo Pombo, aaesor político. A su juicio, el dirigente gallego, por su trayectoria, es percibido en todos los ámbitos como un político con capacidad de gestión y moderado. Y añade que el presidente del PP "es un político bastante invertebrado" al que los socialistas gallegos no han sido capaces de buscarle las cosquillas durante 4 legislaturas aunque lo han intentado.
Para Luis Arroyo, consultor de comunicación, Sánchez fue "inteligente" al "desenmascarar" a Feijóo y poner frente al espejo a un político que aparentemente es moderado, solvente y conocedor de los asuntos nacionales pero "ha dado señales de no conocerlos, de no dominarlos y de no ser tan moderado como se presentaba". Arroyo considera que hay consenso en el espectro de la izquierda de que fue un acierto el discurso de Sánchez en el Senado para desmontar esa "ficción de que Feijóo es un líder solvente".
Sánchez se despachó a gusto contra Feijóo acusándole de cometer "errores encadenados y serios", "meteduras de pata" y de hacer propuestas sin rigor técnico. Sus conocimientos en impuestos eran "muy justitos", llegó a decirle. Le recomendó que estudiase más y se rodease de buenos asesores. "Usted va a fracasar como fracasó el señor Casado", le espetó.
En opinión de Pablo Pombo esos 47 minutos reflejan que en Moncloa están asustados y que Sánchez tiene miedo. El presidente, argumenta el asesor, buscó un KO en vez de una victoria a los puntos que hubiese significado un balón de oxigeno para él y para el PSOE tocado tras las elecciones andaluzas. Incide además en que los socialistas hacen un análisis "muy rudimentario" de la situación, solo ven que Feijóo sube en las encuestas pero que Sánchez pasa por una "crisis de credibilidad de caballo".
Uno de los momentos en los que se vio más molesto a Feijóo tras andanada del presidente es cuando respondió a la acusación de que le habían puesto al frente del PP los poderes económicos. "Un insulto a la democracia y a los militantes PP", se defendió. Para Luis Arroyo si el PP se opone a todas las medidas que se destinan a limitar los beneficios y el poder de las grandes compañías y los bancos se constata que es el partido que defiende sus intereses.
La lectura del PP es que Sánchez está cada día más nervioso ante el empuje de su líder. El propio Feijóo, el día después del debate, afirmó que se sintió como presidente del Gobierno durante una hora por la actitud "bronca y nerviosa" de Sánchez al que vio convertido en un jefe de la oposición "faltón". Saca pecho de que la experiencia del dirigente socialista cuando llegó a Moncloa era haber sido concejal de la oposición en el Ayuntamiento de Madrid, la suya haber gobernado Galicia durante 13 años.
"Para hacer oposición solo tiene que esperar a las siguientes elecciones", fueron sus últimas palabras en la tribuna. Los dos están en campaña.