El homenaje a las víctimas de los atentados del 17 de agosto en Barcelona y Cambrils, hace cinco años, se ha visto interrumpido este miércoles por un grupo de independentistas que reclamaban "la verdad". La verdad judicial está en dos sentencias de la Audiencia Nacional (la del tribunal y la de la Sala de Apelación), que condenaron a tres terroristas por participar en la preparación de los atentados. Sin embargo, ninguno de los seis autores materiales fue juzgado, porque todos murieron. Tampoco hubo juicio al ideólogo, el imán de Ripoll, que también falleció en una explosión previa en la localidad tarraconense de Alcanar, donde la célula hacía los planes y donde también adoctrinó a los jóvenes.
El sumario, las dos sentencias y la investigación de los Mossos d´esquadra dan por probado que fue una célula yihadista la que atentó y que el imán de Ripoll era el cerebro. Pero hay quien no cree que esa sea la verdad, especialmente desde el 11 de enero de este año. ¿Qué ocurrió ese día? que el comisario jubilado y encausado José Manuel Villarejo hizo un inciso en sus declaraciones sobre sus casos para decir que, en realidad, esos atentados fueron un "error de cálculo" del exdirector del CNI, Félix Sanz Roldán, al que "se le fue de las manos" el verdadero plan: "Dar un pequeño susto a Cataluña".
En enero, los principales líderes independentistas pedían explicaciones por las redes sociales de manera inmediata y los grupos nacionalistas del congreso pedían una comisión de investigación para saber si el 17A fue, en realidad, un acto de "terrorismo de Estado". Este miércoles, la sombra de Villarejo ha empañado los homenajes, dejando una triste imagen de discusión entre los que reclamaban esa "verdad" y los familiares de las víctimas.
24 horas después de aquella declaración, Villarejo volvía al juicio Tándem y era preguntado de nuevo por los periodistas. El comisario, enemigo íntimo del exdirector del CNI, volvió a señalar a los servicios de Inteligencia, aunque rebajó sus acusaciones.
A las puertas de la Audiencia Nacional explicó que no es que el CNI quisiera que hubiera un atentado o que lo preparara. Su teoría era que "se podría haber creado un comando ficticio" para que hubiera una "apariencia de riesgo" y así Cataluña "sintiera la necesidad de la protección del Estado". Sin embargo, al morir el imán de Ripoll "todo se descontroló".
"Yo lo que he dicho en relación con lo del 'susto' es que muchas veces se han provocado comandos ficticios para tranquilizar y tal, y que, probablemente, la intención en absoluto fuera provocar ningún atentado, pero sí dar la apariencia del riesgo para que Cataluña sintiera la necesidad de la protección del Estado, y se fue de las manos cuando el imán muere y los pequeños, jovencitos, no saben cómo reaccionar", decía textualmente el comisario jubilado para deshacer -a medias- el entuerto.
Para más INRI, diversas informaciones han asegurado que Abdelbaki Es Satty, el imán de Ripoll, fue confidente del CNI, algo que también sostuvo José Manuel Villarejo. Ese es un punto de apoyo para los que relacionan los atentados con los servicios secretos.
Es Satty estuvo en la cárcel entre 2010 y 2014 por transportar droga, según él, "presionado" por un grupo islamista. Durante su estancia en prisión estuvo vigilado por relación con el yihadismo y recibió visitas de la Guardia Civil, de la Policía Nacional y al menos una del CNI.
Durante la instrucción, el diputado de Junts Jaume Alonso Cuevillas (abogado de la familia de una de las víctimas), pidió que se investigara, pero no se investigó por no considerarse una información relevante. En cualquier caso, Policía y Fiscalía nunca han dado por buena la relación del imán con el CNI.
Las fuentes policiales consultadas desde el primer momento de dudas, han respondido siempre que las visitas al imán eran parte del protocolo y que no hubo nada dudoso, porque el CNI y los Cuerpos de Seguridad visitan a casi todos los presos relacionados con el terrorismo para intentar conseguir fuentes de confianza dentro de los sectores más radicales.
Cuando abandonó la cárcel, Es Satty se puso al frente de la mezquita de Ripoll. Allí conoció al comando que acabaría atentando en Barcelona y Cambrils.
La investigación sacó a la luz vídeos de preparativos de atentados en objetivos como la Sagrada Familia, el Camp Nou, o también la Torre Eiffel.
En eso andaban cuando a madrugada del 17 de agosto explotó la casa de Alcanar, la guarida donde almacenaban cientos de bombonas de butano. Él y otro terrorista fallecieron, un tercero resultó herido, y el resto se precipitó a atentar.
Primero fue con una furgoneta en las Ramblas de Barcelona, donde murieron 14 personas atropelladas. Después, armados con cuchillos y con falsos cinturones explosivos se desplazaron hasta la localidad de la costa tarraconense de Cambrils. De camino mataron a un hombre y al llegar a otra mujer. Cinco de ellos cayeron abatidos por las balas de los Mossos d´esqudra y el último, tras una larga huida, fue atrapado en Subirats, donde también murió.
Locuaz donde los haya, el comisario Villarejo acostumbra a sembrar dudas en la mayoría de sus intervenciones. Y si de alguien ha sembrado dudas es del exdirector del CNI, Félix Sanz Roldán, con el que se ha visto en los tribunales.
En el primer juicio por los negocios, Villarejo ha sostenido que a él se le comenzó a investigar por su enemistad manifiesta con el que fuera jefe de los servicios secretos.
Además de atacar a su enemigo, con este tipo de declaraciones, el comisario jubilado buscaba tumbar su causa por un defecto de forma. Intentaba apuntalar la idea de que su casa no fue registrada por delitos de corrupción, que es como se justificó judicialmente, sino porque se buscaba localizar sus grabaciones comprometedoras para el Estado.
Todo lo que cuenta sobre hechos sensibles le puede ayudar a dar la idea de que fue un funcionario represaliado y no un policía corrupto, que es por lo que se le juzga.
Su declaración sirvió, además, al independentismo, al dar fuerza a la idea que siempre se maneja desde ERC o Junts, que las "cloacas del Estado", trabajan sin descanso para perjudicar a Cataluña y más en los días en que se preparaba el referéndum independentista del 1 de octubre de 2017.