Pedro Sánchez ha recibido el respaldo de sus aliados tras lo que se ha interpretado como un giro a la izquierda del gobierno en esta recta final de la legislatura. Le piden, eso sí, que cumpla con lo anunciado, que las medidas no se queden en el olvido.
El ánimo desde ayer entre todos los socios de Gobierno es de satisfacción pero, efectivamente, todos han pedido al presidente que cumpla y que no se quede aquí. El PNV, su socio prioritario, ha sido especialmente duro con Sánchez, le ha pedido medidas que "no suenen a improvisación"... y le ha lanzado múltiples advertencias para que cuide de la mayoría de investidura. De hecho se ha referido a las medidas recordando a Groucho Marx y su más madera cuando casi no quedan vagones. El Presidente ha tenido que escuchar el recelo del PNV. Socio vital. Critica que no se cuenta con ellos para medidas que deberían ser estructurales y no puntuales.
Incluso desde Bildu ha escuchado una palabra que ya usó el PP: que los anuncios de ayer son parches.
Parece que todo el mundo espera a la publicación en el BOE de las medidas. Errejón ha dejado claro que "yo no creo que el ánimo del pueblo español aguante una decepción más o un anuncio fallido más".
Sánchez defiende la inversión pública en su respuesta a la crisis. Defiende que empatiza con más de 30.000 millones dirigidos a la clase media y trabajadora y los más vulnerables. "Yo he hablado claro a los ciudadanos les he dicho que comparto su frustración su angustia y su enfado porque es el mío".
El presidente defiende su receta. La necesidad de articular medidas que sean comprendidas por la ciudadanos y en un reparto justo de las cargas de la guerra. La improvisación también en la crítica de Ciudadanos : "Usted ha venido aquí a improvisar su problema político que es su debilidad no el problema de los españoles. "Desde Ciudadanos se ha hablado de inseguridad jurídica, de país bananero, de nueva campaña de Sánchez. El presidente ha contestado señalando que los argumentos de la oposición son burdos".