Hace 14 años que Lorena vive con esclerosis múltiple, la enfermedad autoinmune del sistema nervioso central que le hace vivir a ocho minutos del cole de su hija Nieves, de su trabajo, de su gimnasio... Y cuando llega el día en que la enfermedad muestra todos sus síntomas, Lorena tarda un poco más, pero sabe que, aún así, puede hacerlo.
Lorena es una de las casi 50.000 personas diagnosticadas de esclerosis múltiple (EM), una enfermedad que se suele diagnosticar a partir de los 20 años, pero que entre un 3 y un 10 por ciento de los casos, muestra su cara en niños y adolescentes. Para ellos no existen tratamientos pediátricos. Por eso los médicos adaptan a su edad y peso, los tratamientos de adultos, que no curan, pero si ralentiza síntomas: recaídas y lesiones del cerebro.
El apoyo familiar es clave. Lorena tuvo el de su marido a la hora de decidir ser madre. Y no se arrepiente. Nieves es un "bombón", como ella dice que sabe bien la enfermedad de su mamá y que, cuando ella se levanta más cansada, le pone las cosas más fáciles.