Lo ideal sería tener un enorme vestidor que nos evitara la tediosa tarea de guardar y sacar la ropa cada temporada o, en su defecto, la capacidad de organización de Marie Kondo. Si no perteneces a ninguna de las dos categorías, cada cierto tiempo te toca hacer el cambio de ropa de temporada, el momento en el que te das cuenta de que acumulas ropa muy por encima de las posibilidades de tu armario. Estos trucos te ayudarán a mantener todas tus prendas en buen estado y a optimizar el espacio de que dispones.
Qué debes hacer antes de guardar
Antes de empezar, tómate unos días para seleccionar lo que quieres conservar y lavar todo aquello que vayas a guardar. Es muy importante que, antes de meterla en cajas o bolsas, la ropa esté perfectamente limpia ya que cualquier mancha o rastro de sudor no sólo puede perjudicar los tejidos, además atrae a los insectos que terminarán por arruinarla. Lava lo que puedas en casa, pero no pongas suavizante en la lavadora ni la planches para evitar que amarille, y lleva a la tintorería lo que necesite limpieza en seco.
Clasifica la ropa por tamaño, peso y tejido
Clasifica las prendas por peso y tamaño del siguiente modo:
-Prendas de abrigo y chaquetas
-Lana
-Vestidos, faldas y pantalones
-Blusas, camisas y camisetas
-Prendas delicadas
-Pañuelos y bufandas
El espacio idóneo para guardar la ropa
El lugar ideal para guardar las prendas que no te vas a poner en una temporada debe estar seco, limpio y oscuro, ya sea un altillo, un armario o el canapé de una cama. Por tanto, es importante limpiar el espacio y colocar algún tipo de desecante o deshumidificador antes de proceder a colocar bolsas y cajas llenas de ropa.
Para mantener la humedad alejada de tus prendas la solución es colocar bolsitas de gel sílice o de cloruro de calcio. Si vas a utilizar bolitas de alcanfor, evita por todos los medios que toque tu ropa o no habrá quien te quite el olor a baúl viejo. Si además quieres evitar que se concentren malos olores, puedes colocar también bolsitas con lavanda, con plantas o semillas aromáticas o jabones naturales.
Optimizar el espacio sin dañar los tejidos
La manera en que guardarás tus prendas depende básicamente de cuánto espacio disponible tienes. Lo ideal es utilizar bolsas o cajas de tela pero en su defecto puedes usar contenedores de plástico apilados -que evitan que la ropa esté muy apretada y permiten controlar qué tienes guardado en cada uno de ellos-, pero si todo el espacio de que dispones está debajo de tu cama o en la parte alta de tu armario, tendrás que recurrir a las bolsas de vacío a las que quitas el aire con la aspiradora.
Si necesitas guardar prendas delicadas, procura envolverlas antes en un papel de seda o en una funda de algodón y evita colocarla en bolsas de vacío porque se puede dañar la fibra. Si tienes ropa de cuero o de piel, te recomendamos que no las dobles, lo mejor es que busques un lugar donde dejarlas colgadas y tapadas con una funda protectora.
Doblar y guardar
Nada de hacer una bola y meter toda la ropa a lo loco. Tómate tiempo para doblar cuidadosamente cada prenda por separado y almacénala, por orden de peso, según la clasificación que ya te sugerimos más arriba: las chaquetas y prendas de abrigo juntas y en el fondo, sobre ellas coloca vestidos, faldas y pantalones y encima las blusas, camisas y camisetas. Es conveniente separar la ropa de lana y colocar entre una y otra prenda una muselina o un papel de seda.
Cuando dentro de unos meses necesites sacar de nuevo la ropa, estará en perfecto estado y será más fácil de colocar en tu armario. Eso sí, en caso de que haya cogido olor tendrás que volver a lavarla, si no es así, al menos la plancha no hay quien se la salte.