Desde hace una semana, el paisaje de Islandia se ha teñido de blanco para dar la bienvenida al otoño. Una tremenda ventisca ha cubierto todo de nieve obligando a cerrar carreteras y cancelar actividades.
El verano ha sido inusual en Islandia. Los termómetros consiguieron escalar grados en repetidas ocasiones, alcanzando récords de temperatura máxima sorprendentes, como los 29,3 ºC registrados en Hallormsstaður, una región en el noreste del país, el 24 de agosto. El pueblo se encuentra en una latitud aproximada de 65 ºN. Fue el día más caluroso en esta zona en los últimos 13 años.
Una gran depresión en el Atlántico norte está alimentando esta semana las nevadas que se producen en Islandia desde hace días. El martes, la borrasca alcanzaba una sorprendente presión central mínima inferior a 970 milibares, según ‘Severe Weather’.
En zonas del sureste y del noroeste, donde se sitúa actualmente el centro de la tormenta, la profundidad de la nieve roza ya los 3 metros, provocando deslizamientos de tierra en zonas de costa.
Por ahora, las autoridades islandesas están recomendando a los residentes no desplazarse, dada la intensidad de las nevadas y el viento sobre todo en el noroeste de la isla, dado que ya han tenido que ser rescatados algunos vehículos atrapados a causa del temporal.
“Es probable que las ráfagas de viento máximas sean extremadamente intensas en el Estrecho de Dinamarca, la parte estrecha del Atlántico entre Islandia y Groenlandia. Gracias al gradiente de presión muy fuerte a través del Estrecho, las ráfagas de viento máximas podrían superar los 160-180 km/h allí”, pronostican desde ‘Severe Weather’.
El aire frío que empuja la borrasca llegará hasta Europa central a lo largo de la semana, rozando también de manera puntual el norte de España, y causará nevadas en Escocia y en Noruega.