Testimonio de 'summer hater': hablamos con odiadores del verano que lo están pasando fatal
Cristina Abel
22/07/201810:20 h.Esther: "El sol del verano me deprime desde siempre"
A Esther Vieitez le deprime el verano desde que era bien pequeñita. La última vez que pisó una playa de día fue en 2005, por la noche lo ha hecho en más ocasiones porque le gusta ir a correr. "Una 'amiga' de estas de piel conguito se iba a casar y me dijo que me pagaba unas sesiones de solárium porque: 'así de blanca y con un vestido negro quedas mal en mi boda'. No sé por qué extraño motivo, decidí ir a la playa a tomar un poco el sol, para darle el gusto. En una hora acabé en el hospital con quemaduras de segundo grado. Al final fui a su boda con el vestido negro y el cuerpo como un helado de fresa y nata", confiesa la joven, que añade que desde aquello no ha vuelto a ver a la novia.
Esta profesora de español odia el sol abrasador de Madrid y "los olores a basura y meados" que pululan por algunas de sus calles. Señala que son muchos los que no entienden su postura, pero que, a estas alturas, no tiene por qué estar defendiéndose porque no se considera "rara" por no gustarle freírse al sol. "Me harta el tema de que le corto el rollito a la gente porque no quiero ir a una terracita a 40 grados, a la playa a comer bocadillos de arena y que los niños me pateen la cara, o a la piscina", subraya y se queja de lo complicado que es adquirir un maquillaje de su tonalidad preferida y que todas las dependientas le aconsejen ponerse un "beige color diarrea para lucir mejor cara". Para Esther, eso de ponerse "morenote"
Chema: "Odio el verano por el calor, es cuando menos se descansa"
Para Chema Cano, lo peor del estío es el poco descanso nocturno. "Hay que dormir con las ventanas abiertas, entra más claridad y más ruido. Los mosquitos ", asegura. Este dependiente no recuerda cuando fue la última vez que pisó una playa, entre otros motivos porque no le gusta nada la arena y tener que embadurnarse con cremas solares y "estar pringoso".
"Mi fobia por el verano es probablemente porque de pequeño me quemé muchas veces. Soy bastante blanco, y los padres antes llevaban a los niños a lo loco a la playa y a la piscina, todo el día. Abrasado", comenta e insiste que en más de una ocasión ha terminado como "un torrezno". Como muchos "summer haters", Cano ya no se preocupa de que sus amigos y familiares comprendan sus motivos, con que le respeten le vale. "Mi entorno creo que si lo entiende, aunque tampoco me importa mucho que lo hagan o no", concluye.
Mamen: "Desde que tengo uso de razón me he abrasado"
Mamen Fernández ha decidido sobrevivir a estos tres meses y ya no malgasta una "energía innecesaria" odiando el verano. "Desde que tengo uso de razón me he quemado (abrasado, más bien) en verano, raro era el verano que no me quemaba", nos relata la diseñadora, que recuerda como por aquella época los padres te daban un poco de crema solar nada más llegar y luego se olvidaban, fruto de la poca información que había sobre los efectos dañinos de los UV. Esta maquetadora utiliza la protección más alta que le permite su bolsillo, no menos de 50, y no sale de casa sin aplicársela en todo el cuerpo. "En el fondo, aún sigo teniendo bastante miedo al sol. La última vez que salí sin protección (hace al menos 10 años) acabé suplicando alguna crema en una farmacia para calmar el dolor, y me dieron la que se suele usar para cicatrizar los tatuajes. Además, odio las marcas del sol, el típico 'moreno albañil', así que intento taparme o protegerme bien. Otro motivo es que con el calor me baja la tensión y acabo siendo un personaje de The Walking Dead", indica Fernández. La última vez que estuvo en la playa y fue capaz hasta de bañarse fue hace 20 años y le llama especial atención el poco pudor que suele tener la gente en verano. "La gente es maleducada y sucia en las playas. Acabas encontrando arena en recovecos de tu cuerpo en los que nunca imaginarías… Es una tortura. Si tengo que escoger, escojo sin duda la piscina, pero a última hora o por la noche, claro", matiza.
Al igual que Esther, considera que ponerse moreno está "sobrevalorado" y subraya el dineral que gastan muchos en cremas antiarrugas todo el año y luego se "torran" al sol, que es lo "peor para la piel". Nos relata una anécdota de su última visita a la costa: "Fue hace unos diez años en unas vacaciones en Portugal, pasamos por un pueblo costero muy bonito, y mi pareja, en un arranque de insensatez, decidió que era una buena idea darse un baño. Yo me refugié del sol detrás de una duna de la playa, desde donde no se veía el mar. Mientras la gente me miraba a mi por ir tapada de la cabeza a los pies y de luto riguroso no se percataron de que mi pareja estaba a punto de ahogarse en la playa de Nazaret, famosa por sus olas gigantes y la delicia de surferos. Supongo que si fuera amiga del verano habría estado con él ahogándome, o al menos, intentando salvarle, pero puede más el odio al verano".