Según el actual diccionario de la Real Academia Española, solsticio se define como la "época en la que el Sol se encuentra en uno de los dos trópicos". Atendiendo al solsticio de verano en particular, la descripción aparece como el efecto que "hace en el hemisferio boreal el día mayor y la noche menor del año y en el hemisferio austral todo lo contrario".
No obstante, este concepto lleva usándose desde hace varios siglos. El origen del nombre nos lleva al latín: nace fruto de la palabra 'sol', en referencia a nuestra estrella y 'sistere', que significa "quieto". Esto alude a la aparente quietud del astro durante el 21 de junio, cuando, a ojos de los humanos, el sol parece detener su marcha. El significado, por tanto, es resultado de una apreciación del hombre ya que el sol nunca detiene su marcha. Sencillamente, no se mueve, somos nosotros los que nos movemos alrededor de él.
De entre las múltiples celebraciones en honor al solsticio de verano, destacan las que han realizado tradicionalmente las culturas paganas que vivían de la agricultura, en las que se pedía éxito para las cosechas. Sin embargo, algunos historiadores afirman que ya en la antigua Grecia definían este momento como una puerta hacia otra dimensión. Actualmente, el monumento Stonehemge en Inglaterra acoge cada año decenas de miles de personas para celebrar y presenciar esta sensacion de "sol estático".