Sus causas son aún objeto de estudio, dado que, entre otras, son las particularidades orográficas de la Ciutadella las que dan origen a estas mareas potencialmente destructivas.
Aunque las rissagas o resacas pueden aparecer en otros puntos del Mediterráneo es un fenómeno meteorológico recurrente en Baleares al que están especialmente familiarizados al norte del archipiélago, en Menorca. En concreto, la Ciutadella cuenta con un historial de inundaciones causadas por estas repentinas mareas que, cuanto menos, sorprenden en un mar como el Mediterráneo, que se caracteriza por su escasa amplitud de mareas astronómicas de apenas unos centímetros. Nada que ver, por ejemplo, con las mareas en el Cantábrico, que llegan a cubrir las playas y ascender varios metros. Si, además estas mareas coinciden con situación de temporal duro, las lenguas de agua avanzan tierra adentro provocando inundaciones y gravísimos destrozos. San Sebastián es un buen ejemplo. De ahí la importancia de conocer y permanecer vigilantes a los calendarios de mareas astronómicas.
Visto el contraste entre Cantábrico y Mediterráneo no deja de ser curioso el fenómeno de la rissaga, que consiste en una repentina bajada del nivel del mar que en algunos puertos, como el de Ciutadella, deja el lecho marino al descubierto, las embarcaciones amarradas totalmente visibles y decenas de peces luchando por sobrevivir para alcanzar de nuevo el mar. Muchos de ellos mueren.
Tan pronto hace acto de presencia este súbito descenso del nivel de mar, vuelve a subir. Es un fenómeno que se produce en cuestión de pocos minutos. El agua llega a puerto con tanta fuerza que empuja y golpea las embarcaciones unas contra otras o contra los muelles. Pero, en ocasiones, el mar sobrepasa los límites del puerto y alcanza zonas colindantes.
En las rissagas más graves, este cambio súbito del nivel del mar inunda bajos, garajes, afecta a algunos edificios próximos y arrastra algunos vehículos. En los archivos de AEMET se conservan imágenes en blanco y negro de algunas de las rissagas extremas que han afectado a la capital de Menorca y que podemos ver a continuación:
(Sorprendente imagen del puerto de la Ciutadella tras el descenso repentino del mar.)
La verdad es que al pensar en las rissagas tanto a nivel científico como por la propia observación natural, a lo largo de la historia se ha pensado en diversas causas cuyos efectos son, en verdad, similares a los de este fenómeno meteorológico. Por ejemplo, hace poco tiempo hablábamos de los efectos del terremoto de Fukushima en 2011 y el posterior tsunami. Los maremotos se presentan con una dinámica similar. El primer aviso llega con un descenso notable del nivel del mar. El agua se retira y deja al descubierto el lecho marino. A continuación, recupera todo ese terreno y se introduce tierra adentro con una fuerza destructiva que lo arrastra todo.
Sin llegar a esos extremos, tiempo atrás se rastreó en los terremotos las causas de las rissagas. Esta posibilidad se descartó ya que, actualmente, es fácil saber y medir con precisión cualquier movimiento telúrico en el planeta. Se conocen los puntos calientes y se monitorizan a diario, como, por ejemplo, el anillo de fuego del Pacífico y otras regiones que periódicamente asisten a terremotos de cierta magnitud. El archipiélago balear ha hecho frente a lo largo de su historia a movimientos sísmicos. La mayor parte no han sido de gran magnitud salvo el del 15 de mayo 1851 o, en la historia reciente, el del 22 de mayo de 2003 con epicentro en Argelia. En este sentido, las Islas Baleares están expuestas a los efectos de los movimientos telúricos del Norte de África. En aquella ocasión, llegaron en forma de tsunami con las 2 y 3 metros en las costas ibicencas. Conociendo este contexto, quedó descartada la relación de las rissagas con los terremotos puntales en Baleares.
Las mareas astronómicas tampoco podían ser la causa porque el Mediterráneo es un mar donde apenas tienen reflejo, sobre todo si tenemos en cuenta que las subidas del nivel del mar pueden ser de dos metros con las rissagas.
(Inundaciones en las proximidades del puerto de la Ciutadella, en Menorca.)
Descartadas estas posibles causas se empezó a relacionar el fenómeno de las rissagas en Menorca con lo que ocurría en otras playas y calas mediterráneas. El objetivo era encontrar terrenos comunes que permitieran dilucidar dónde estaba el origen de estas violentas mareas.
El primer estudio reconocido en este sentido data del año 1974, fechas relativamente recientes. Sus autores, Jansá y Ramis, como lo señala la Revista del Aficionado a la Meteorología (RAM) fueron los primeros en apuntar que la atmósfera y las características únicas del puerto de la Ciutadella determinaban esos cambios súbitos en las mareas. Pocos años más tarde, en 1986, se avanza en este estudio con la finalidad de arrojar un punto de luz para resolver el misterio de las rissagas.
Y es que no hay constancia de que estas resacas tengan lugar fuera del periodo comprendido entre abril y septiembre. De hecho, no hace falta irnos muy lejos para comprobarlo. Este año, el primer aviso por rissaga llegó coincidiendo con los primeros días de abril. AEMET lanzaba un aviso de nivel amarillo en la costa menorquina que, finalmente, no tuvo mayores consecuencias. A partir de esta fecha y durante el verano, las advertencias de Aemet se repetirán periódicamente cuando se den a la vez varios factores atmosféricos y marítimos.
En primer lugar, la presencia de viento del este en superficie y flujo del suroeste en capas altas de la atmósfera. Además, el aire en superficie (más frío) contrastará con una masa de aire cálido en niveles bajos de la atmósfera. Este es el patrón más repetido y el que anuncia la presencia de rissagas. Es el que hemos tenido durante estas primeras semanas de abril y el que predomina habitualmente en los meses más cálidos del año, de la misma manera que el Anticiclón de las Azores asciende y empieza a fortalecerse empujando las borrascas al norte de Europa conforme nos acercamos al verano y ejerce de barrera bloqueando cualquier atisbo de inestabilidad.
Como es de sobra conocido el potencial peligro de las rissagas, tanto AEMET -desde su sede en Baleares- como el CSIC trabajan en los métodos de predicción teniendo en cuenta las circunstancias de la atmósfera que propician su aparición. La intención de ambos organismos es la de anticiparse al menos 48 horas y poner sobre aviso a las embarcaciones y la población.
Hasta la fecha una de las más graves tuvo lugar el 15 de julio de 2006, provocando daños en más de una treintena de embarcaciones y siendo objeto de estudio en la Geophysical Research Letters y del propio Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA).
A pesar de que se ha avanzado en las claves de las rissaga, presiones atmosféricas, orografía de la Ciudatella y condiciones meteorológicas primavera-verano, este fenómeno pone de manifiesto que la Meteorología es una ciencia con razones sobradas para sumar cada día más adeptos y aficionados.
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*Marcos Fernández (@marcosfdezfdez) es periodista especializado en Meteorología.