Las pruebas nucleares durante la Guerra Fría modificaron los patrones de lluvias del planeta
Los investigadores evaluaron datos recopilados entre 1962 y 1964
Los días con mayor radiactividad las precipitaciones aumentaron un 24 %
Una serie de pruebas con armas nucleares realizadas durante la carrera armamentista de la Guerra Fría podría haber tenido un profundo impacto en los patrones climáticos de todo el planeta, incrementando el nivel de precipitaciones atmosféricas a miles de kilómetros de los sitios de detonación, según un nuevo estudio publicado en la revista 'Physical Review Letters'.
Un equipo de científicos británicos utilizó registros históricos de una instalación de investigación en Escocia para comparar los cambios cotidianos en la carga eléctrica que fluye a través de las nubes después de "la liberación de radiactividad artificial" desatada por explosiones nucleares, con el fin de determinar cómo las pruebas de las bombas atómicas afectaron los patrones de lluvias.
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Los investigadores evaluaron los datos recopilados entre 1962 y 1964, alrededor de la época de la crisis de los misiles de Cuba, durante la cual Estados Unidos y la Unión Soviética llevaron a cabo cientos de pruebas nucleares. El equipo descubrió que en los días con mayor radiactividad, las precipitaciones aumentaron un 24 % en promedio y las nubes se "espesaron ópticamente".
"Al estudiar la radioactividad liberada de las pruebas de armas de la Guerra Fría, los científicos de aquella época aprendieron sobre los patrones de circulación atmosférica. Ahora hemos reutilizado estos datos para examinar el efecto sobre las lluvias", explicó Giles Harrison, autor principal del estudio y profesor de física atmosférica en la Universidad de Reading (Reino Unido).
El científico relata que "la atmósfera políticamente cargada de la Guerra Fría condujo a una carrera armamentista nuclear y a la ansiedad mundial". Pero décadas más tarde, "esa nube global ha contribuido a un costado positivo, al brindarnos una forma única de estudiar cómo la carga eléctrica afecta las lluvias", agregó Harrison. Los expertos hallaron que, aunque se limitaron en gran medida a áreas remotas del mundo, como desiertos e islas deshabitadas, las explosiones de bombas nucleares ionizaron la atmósfera y generaron una carga eléctrica que podría alterar patrones climáticos a miles de kilómetros de los sitios de prueba.
Desde la primera prueba exitosa, realizada por Estados Unidos en el verano de 1945, unas 2.058 bombas nucleares han sido detonadas en todo el planeta, incluidos los dos dispositivos estadounidenses lanzados sobre ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki durante la Segunda Guerra Mundial, según datos de la Asociación de Control de Armas. Si bien la mayoría de los ensayos se realizaron bajo tierra, se llevaron a cabo más de 500 pruebas atmosféricas entre 1945 y 2017.