La ola de calor tan temprana que nos está afectando está siendo extraordinaria en cuanto a su extensión geográfica, ya que abarca casi toda Europa, y también temporal puesto que llegará a tener una duración de una semana.
No es tan llamativo que tenga lugar en un mes de junio, apenas unos días después de haber comenzado el verano. No es habitual pero tampoco extraño ya que en 2017 sufrimos una ola de calor igual que llegó en junio coincidiendo con las últimas semanas de la primavera.
En aquel momento, se superaron los 40 grados en amplias zonas de España. Madrid batió su récord para junio. París, por ejemplo, batió también el suyo propio para este mes colocándose en la misma temperatura y con una mínima histórica de 29 grados.
Aunque, de momento, no tenemos récords en capitales sí se han superado en otras ciudades de países vecinos: en Alemania los termómetros han marcado 38,6 grados en Coschen. En la localidad polaca de Radzyn han subido hasta los 38,2. Hasta los 40 grados han llegado en la conocida ciudad francesa de Carcassonne. Está previsto que Londres marqué entre el viernes y el sábado una máxima superior a los 30 grados. París se aproximará a los 40, nuevamente, también este día.
Pero, ni la de 2017 ni la de ahora, en 2019, han sido las únicas ni las más extremas. Hemos recopilado en un pódium de calor las tres olas que batieron récords en Europa.
La inusual sequía de aquel año, tanto en invierno como en primavera, hacía presagiar una canícula complicada como así fue.
Las consecuencias más dramáticas se vivieron en Francia con 15.000 fallecidos a causa de las altísimas temperaturas y la duración de la ola de calor, que, como esta, se extendió tanto geográfica como temporalmente. Por ejemplo, el aeropuerto londinense de Heathrow rozó los 38 grados. En Italia, se mantuvieron los 40 grados de forma sostenida durante las dos primeras semanas de agosto. Florencia se alzó hasta los 41,1 grados. Algunas estaciones meteorológicas de Alemania registraron el mismo valor extremo.
Tan solo tres años más tarde del monstruo meteorológico que devoró de calor el continente europeo. La única salvedad es que, frente a la anterior, que se produjo en agosto coincidiendo con el final de la canícula (del 1 al 15 de agosto), esta se adelantó a la última parte de julio alcanzando los 40 grados en Francia (hasta 39 en París). La misma temperatura se registró en Italia y algo más baja en Alemania, con entre 33 y 36 grados.
Lo más llamativo de esta nueva ola de calor mortal fueron las altísimas temperaturas, de carácter tropical, que se extendieron por toda Europa. Alemania y Francia no bajaron en varios días de mínimas de, al menos, 25 grados. En Reino Unido, la localidad de Surrey superó los registros históricos para julio en aquel país con 36,5 grados el 19 de julio.
Este año ocupa la tercera posición del podio por su extensión geográfica siendo llamativo que las tres peores olas de calor europeas hayan tenido lugar en el presente siglo. Afectó a toda Europa, sin excepción, salvo Reino Unido y Escandinavia con anomalías positivas de hasta 5 grados en el centro del continente.
Londres registró 36 históricos grados de máxima nunca vistos antes en la capital británica y, en total, 16 países europeos se vieron afectados en torno al 4 de julio superando ampliamente en todos los ellos los 30 grados de máxima durante ese mismo día.