La definición oficial que hace la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) reza lo siguiente: "Se considera 'Ola de frío' un episodio de al menos tres días consecutivos, en que como mínimo el 10% de las estaciones consideradas registran mínimas por debajo del percentil del 5% de su serie de temperaturas mínimas diarias de los meses de enero y febrero del periodo 1971-2000. En este estudio se muestran las olas de frío registradas en España desde 1975".
Es decir, que para que haya ola de frío tienen que darse tres cosas básicas: que haga mucho más frío de lo normal en la mayor parte del país, que este frío dure al menos tres días seguidos y que esta incursión de aire tenga lugar entre los meses de enero y febrero. Son unas condiciones muy parecidas, pero con altas temperaturas, las que tienen las 'olas de calor'.
De momento parece que no se cumplirán los requisitos de forma estricta o, si lo hacen, será por los pelos (ojo, esto puede cambiar en las próximas horas), aunque lo que está claro es que tendremos más bien algo así como una 'bocanada' de aire polar: a partir del sábado los termómetros empezarán a recuperarse, adquiriendo valores mucho más propios para la época.
Otra forma de saber si un episodio de frío extremo se considera 'ola' es preguntando directamente al organismo que hace oficial este tipo de fenómenos: la Aemet. Tanto desde su página web como a través de las redes sociales, la agencia meteorológica emite comunicados siempre que tiene lugar un episodio de este calibre.
De momento, no solo no han hecho ningún aviso sino que además el portavoz del organismo, Rubén del Campo, lo ha desmentido en las redes sociales.
Una afirmación que coincide con la del resto de expertos en meteorología, que se han esforzado en los últimos días en desmentir la llegada de la supuesta ‘ola de frío’ y llamarlo convenientemente 'episodio de frío intenso'.
Que no se defina como ola de frío no significa que no lo vayamos a notar pero bien. De hecho, ya están activados los avisos en una veintena de provincias por temperaturas mínimas extremadamente bajas, como en Guadalajara, donde se prevé que sean inferiores a -10ºC.
Puede parecer sorprendente, pero el anticiclón tiene mucho que ver en esta situación tan invernal. Su posición favorece el flujo de aire del norte o noreste sobre nuestro territorio, unas rachas cuya naturaleza es eminentemente fría y seca, y que hace que sintamos aún más frío del que ya hace de por sí (lo que los meteorólogos llaman ‘sensación térmica’).