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Con la llegada de aire más cálido en esta recta final de enero, se está avisando de un riesgo creciente: la niebla. Este fenómeno tan frecuente en invierno necesita de varios ingredientes para producirse de manera tan persistente y extendida como lo hará estos días. ¿Qué relación tiene con la subida de las temperaturas que se está produciendo?
La niebla se forma por la condensación del vapor de agua del aire a nivel del suelo.
Se distinguen dos tipos principales de niebla. La que tendrá lugar estos días es la niebla de radiación (o irradiación). Con la llegada de una masa de aire subtropical, templado y húmedo, lo que ocurrirá será que la capa de aire inmediatamente sobre el suelo enfriará el aire entrante, haciendo disminuir su temperatura hasta el punto de rocío.
Las gotitas de agua diminutas resultantes quedarán suspendidas en el aire, formando la niebla, que puede reducir la visibilidad de manera considerable. El mayor riesgo de la niebla es la conducción. “Recomendamos a los conductores que extremen la precaución y que estén muy atentos en la carretera”, dicen desde el servicio de emergencias de la Comunidad de Madrid.
El mayor riesgo suele estar en el entorno de grandes ríos y lagos, que aportan humedad al aire y favorecen la condensación. No obstante están presentes en muchos puntos del interior, así como de la vertiente atlántica y, sobre todo, en depresiones de Cataluña.
Desde el cuerpo de bomberos de Santiago advierten de que, además de la reducción de visibilidad, la humedad puede reducir la adherencia de los autos al pavimento, produciendo deslizamientos. “La mejor solución es mantener firme la dirección, evitar frenazos y aceleradas bruscas, mantener una velocidad permanente para evitar transferencias de masas que puedan provocar dichos deslizamientos, y por supuesto, neumáticos en buen estado”, aconsejan.
Normalmente la niebla se disipa después de la salida del sol. Estos días, los bancos den niebla darán paso a unos días muy despejados. Las lluvias volverán a partir de la tarde-noche del viernes.