Compañeros de oficina, pero no de temperatura
Seguro que lo ves en el día a día de tu oficina: los señores siempre están acalorados y las señoras siempre quieren subir un poco más la calefacción. Es curioso porque los edificios “inteligentes” se supone que regulan la temperatura para que sea agradable pero, ¿para qué tipo de personas?
La mayoría de los edificios de oficinas fijan sus termostatos usando una fórmula establecida en los años 60 y basada en los valores metabólicos de un hombre de 40 años y 70 kg de peso, según la última investigación de Boris Kingma, biofísico de la Universidad de Maastricht (Holanda) publicada en la revista Nature Climate Change.
Está claro que las cosas han cambiado mucho en los últimos años y que en las oficinas hay muchas más mujeres, pero el parámetro se mantiene inalterable y ellas hacen acopio de chaquetas, chales o mantas mientras ellos se quedan en mangas de camisa.
Más allá de este modelo, la realidad es que las mujeres siempre tienen más frío y es así por su metabolismo. "Por lo general, es más lento que el de los hombres, y esto quiere decir que requieren un ambiente levemente más cálido para perder menos calor y mantener una temperatura corporal estable”, asegura Kingma en este mismo estudio.
Frío a flor de piel
Para el fisiólogo Francisco Mora de la Universidad Complutense de Madrid, la mujer percibe antes la sensación de frío por las características de su piel, ya que cuando la temperatura ambiente desciende, la mujer cierra más rápidamente los vasos sanguíneos de la piel, y por tanto se le enfría más rápidamente la piel.
“Lo curioso de este proceso es que la mujer, enfriando su propia piel mediante procesos biológicos activos, se defiende del frío extremo, pues crea con ello una especie de “coraza” sobre su cuerpo. Con esta coraza pierde menos calor por radiación y convección conservando así más calor en su cuerpo”, explica el experto.
Ellas son más eficientes
Esta eficiencia de la genética femenina es respaldada por otros estudios, como el del profesor de Fisiología humana en la Universidad de Portsmouth, Mike Tipton. "Las mujeres realmente sienten el frío más que los hombres debido a que conservan el calor mejor. Esto se debe a que su grasa corporal esta uniformemente distribuida en su cuerpo y pueden hacer fluir toda su sangre a sus órganos centrales. Sin embargo, esta eficiente forma de mantener cálidos los órganos vitales hace que menos sangre circule por sus manos y por sus pies y por esta razón sienten frío”.
Algo tienen que ver las hormonas
Así que olvídense, no tiene nada que ver con la menstruación como dice un mito, aunque sí que interviene una hormona sexual femenina. Amelia Martí, profesora titular de Fisiología de la Universidad de Navarra indica que los estrógenos “hacen a la mujer más sensible a las bajas temperaturas, porque modulan la respuesta del hipolálamo al frío”.
Muchos más factores están asociados, aunque afectan por igual: la alimentación, las grasas almacenadas en nuestro organismo, la actividad física, la soledad… el frío es duro para todos pero por fin comprendemos porque ellas lo detectan mejor.