Área del Mediterráneo
Es la zona más seca y menos lluviosa de España. Sin embargo, esta afirmación puede resultar engañosa en episodios como este. De momento, el jueves pasado a medianoche ya habían caído en la localidad valenciana de Sueca un total de 180 litros de agua por metro cuadrado y sumando o los más de 200 en Campillos (Málaga). Se prevé, según las últimas estimaciones de los modelos que maneja la AEMET, que Castellón soporte hasta más de 300 litros antes de que acabe el viernes. En un día puede llover más de lo que cae en un año.
El responsable de estos datos tan monstruosos es el viento del este, que canaliza toda la humedad del Mediterráneo creando un río atmosférico que empuja toda la humedad y la lleva directamente hasta la costa donde impacta violentamente.
Además, la orografía tan compleja y abrupta a pocos metros del mar ejerce de barrera de esas nubes alimentadas de humedad y provoca que esa precipitación se estanque y llueva sin tregua. De ahí que sea tan peligrosa la gota fría en la Comunidad Valenciana o en Baleares donde montaña y mar se dan la mano.
Estas formaciones nubosas son, sin duda, las que casi con exclusividad dejan lluvias en todo el Mediterráneo ya que cuando las borrascas y los frentes entran por el norte y el oeste suelen llegar desgastados y secos a las costas sin dejar una sola gota de agua.
De este tipo de focos de inestabilidad, llamados DANA o gota fría, también se beneficia el interior y centro peninsular. Si son lo suficientemente potentes, como la que nos afecta, pueden llegar a descargar buenas cantidades de agua en los primeros compases del otoño. Madrid es un claro ejemplo también de situación a favor en este tipo de configuración.
El sur peninsular
Al contrario de lo que pueda parecer, recibe buenas cantidades de lluvia, sobre todo, en los meses de otoño gracias a la puerta de entrada de borrascas atlánticas bien cargadas de humedad que entran por el suroeste, Huelva o Cádiz y riegan con generosidad Andalucía, Extremadura o Castilla La Mancha. Alcanzan también el centro peninsular. De hecho, es la situación más favorable para Madrid, ya que la Sierra hace de pantalla y retiene la precipitación sobre la capital.
Normalmente, suelen ser borrascas profundas, potentes acompañadas de frentes que descargan mucha precipitación. Cabe recordar que la provincia de Cádiz es la más lluviosa de España y lo es gracias a este tipo de situaciones y a su orografía, otra vez el mar y la montaña favorecen grandes acumulados.
Pero el sur también se beneficia de las borrascas atlánticas que nos visitan entrando por Portugal. Es verdad que el este de las comunidades anteriores se queda con muy poca lluvia porque los frentes llegan debilitados y secos. Sin embargo, estas borrascas son muy bien recibidas en los meses de otoño, como octubre o noviembre, porque cierran el episodio de veranos largos y muy cálidos y secos.
El oeste peninsular
Leslie, como borrasca profunda o ex huracán es un buen ejemplo. Portugal abre las puertas a las borrascas atlánticas que empujan al anticiclón de las Azores a otras latitudes.
Galicia es la reina de la lluvia gracias a estas borrascas que no siempre nos afectan y que pasan de largo dejando sus flecos sobre la comunidad gallega. De ahí también ese carácter tan húmedo y cambiante de su clima oceánico.
Aunque en Galicia llueve todo el año, esta situación es la que más le favorece a todo el oeste peninsular y a las zonas de montaña, como la Cordillera Cantábrica, Sistema Central y también Extremadura, oeste andaluz y de Castilla y León.
Por el contrario, el Mediterráneo se queda al margen. A cambio, Canarias, a pesar de la distancia puede verse afectada si la borrasca es profunda. Veremos varias de aquí a finales de año porque son las que marcan la pauta del otoño.
El norte peninsular
El viento de norte que sopla en el Cantábrico tiene el mismo efecto que el de levante en el Mediterráneo. El aporte de humedad es tan alto y el régimen tan constante que sus paisajes son verdes y contrastan con el resto de la Península.
Además, la montaña tan cercana a la costa retiene mucha humedad y marca una frontera inexistente que impide que la lluvia avance mucho más allá del tercio norte.
Esta situación suele llamarse también nortada y marca los primeros fríos de verdad y nevadas en cotas bajas. Llegará en torno a finales de noviembre y diciembre. Aunque deja buena precipitación en el norte, el resto se queda prácticamente sin nada. Es la situación menos generosa en cuanto a lluvias se refiere.