El sol, si cae de lleno, puede dejarnos quemaduras… pero si lo hace a través del agua, de cosméticos no preparados o de la arena, también. El verano pone a prueba nuestra piel con sus condiciones ambientales y tenemos que saber a qué nos sometemos.
Fernando Martín es dermatólogo y asegura que es posible: "están descritas quemaduras en los pies por esta causa, y es lógico si tenemos en cuenta las temperaturas a las que se encuentran determinadas playas". La arena blanca de las zonas tropicales está acompañada de más humedad y esto la refresca. Sin embargo, "las playas mediterráneas y de países árabes tienen sedimentos de cuarzo y silicio que conservan más el calor. Incluso en Japón se ha registrado arena a 84 grados, la más caliente de la historia, es decir, casi el punto de ebullición del agua… ¡cómo no va a quemar!", comentaba el doctor Martín.
Las playas de arena gruesa queman más y los pies reaccionan: "la sensación de calor nos la envían los corpúsculos receptores de la piel", dice Fernando Martín.
Aunque el umbral del dolor que tiene cada uno es diferente, todos acabamos retirando el pie de la arena antes de quemarnos. Eso sí, la edad de la piel ralentiza la quemadura: "los niños tienen la piel más sensible y con solo cinco minutos podrían presentar quemaduras de primer grado", explica el dermatólogo. En los adultos, la piel está más encallecida y eso protege en parte de la quemadura que pueda.
En cualquier caso, la planta de los pies está hecha a prueba de bomba: "tanto las palma de las manos como las plantas de los pies cuentan con piel más gruesa, especialmente, la de los pies porque con ella tenemos que pisar. Además posee una capa córnea mucho más amplia", culmina el doctor Martín.