El frío puede debilitar las plantas y flores que con tanto mimo hemos cuidado durante el resto del año. Pero no todo es perjudicial: las bajas temperaturas también ayudan a eliminar insectos y plagas. Aun así, debemos estar muy atentos a las primeras heladas y proteger nuestro huerto de alguna manera porque la falta de adaptación al frío de las plantas hace que sean más vulnerables en esta época del año.
¿Cómo se crean las heladas?
Lo primero que tienes que saber es cómo se crean las heladas. Las condiciones más propicias para este fenómeno son un cielo sin nubes y una temperatura baja, así que los días soleados y fríos tendremos que estar más atentos a los cuidados de nuestro huerto.
La helada consiste en un descenso de temperatura ambiente a nivel inferior al punto de congelación del agua. Esto hace que el agua o el vapor que está en el aire se congele en forma de hielo en las superficies.
Las plantas más resistentes
No tenemos porqué renunciar a nuestro rincón verde si no tenemos tiempo para estar tan pendientes de nuestro huerto. Existen algunas plantas que son más resistentes que otras, como ciertas hortalizas (coliflor, rábanos, coles, brócolis, alguna variedad de lechuga, puerros o ajos). Pero si queremos otras variedades debemos poner en práctica una serie de medidas que ayuden a nuestras plantas a combatir el frío.
Crear un microclima con un invernadero
Un invernadero es la solución más eficaz. Gracias a la creación de un microclima –incluso cuando la temperatura es muy baja– las plantas crecen más rápido y alargan su ciclo de vida. Incluso es posible sembrar alguna variedad en meses diferentes a su desarrollo normal. Entre las muchas ventajas que te permiten los invernaderos es que podrás presumir entre los vecinos de algún capricho en forma de variedad tropical.
Aunque esta solución no es muy económica, podemos fabricar nuestro propio invernadero con garrafas de agua, por ejemplo. La parte de abajo de una botella de 5 litros colocada encima de una planta puede protegerla de las inclemencias del tiempo. Con este sistema solo tenemos que tener en cuenta la ventilación a través de agujeros.
También puedes construir un túnel de plástico transparente (para que entren los rayos del sol) con materiales sencillos que se encuentran en cualquier ferretería o tienda de bricolaje.
¡Ojo al riego y al fertilizante!
En esta época del año es mejor evitar fertilizantes de asimilación rápida y disminuir el riego que puedan provocar un crecimiento muy rápido. El problema es que los nuevos brotes y hojas que surgen son muy delicados y sensibles a las heladas. Por eso es mejor utilizar fertilizantes de asimilación lenta, que libere los nutrientes poco a poco.
Mejor podar en primavera
La misma razón por la que debemos disminuir el riego y el uso de fertilizantes es la que hemos de tener en cuenta para evitar podar en esta época. La poda favorece el crecimiento de las plantas, lo que pone en riesgo los delicados brotes nuevos que aún no han generado sus defensas contra el frío.
Burbujas de plástico
Por raro que parezca, las especies en recipiente sufren más el frío que las plantadas en el suelo. En este caso, para las plantas en maceta podemos interponer entre la tierra y el tiesto una hoja de plástico de burbujas de aire. También podemos utilizar una arpillera, una alfombra vieja, cartones o papel de periódico.
Del mismo modo, podemos cubrir la maceta con estos materiales para que actúen como aislante y conserven el calor de la tierra protegiendo las raíces.
Proteger el suelo
En el caso de las especies plantadas en el suelo, la protección es fundamental para mantener las raíces a salvo a través de un acolchado. En verano, el acolchado protege el suelo de los rayos de sol, disminuyendo la temperatura y la evaporación; sin embargo, en invierno retiene el calor del suelo y estabiliza la temperatura frente a los cambios bruscos de temperatura.
Podemos hacerlo con una capa de compost, con un plástico agrícola negro (si es oscuro atraerá más los rayos del sol) o con una manta térmica (una especie de sábana que permite que respiren las plantas, mantiene la humedad y es reutilizable de un año a otro).
Utiliza material orgánico
Otra solución para acolchar las raíces es a través de una capa de material orgánico como hojas secas, cortezas, musgo o piñas para preservarlo y aislarlo. Este sistema es idóneo para las temperaturas extremas del invierno, ya que evitará que las plantas mueran por congelación.
Muros de protección
Bien diseñados, los muros de protección pueden ser un arma muy potente contra las heladas y los vientos fuertes. Además de muros de piedra negra, que absorben la luz y acumulan el calor del día, podemos utilizar pantallas naturales o vegetales. Así, las flores deben estar detrás de las plantas más grandes para protegerse, y también podemos crear una barrera natural de árboles o pequeños setos que actúen de escudo biológico.
Trasiego de aire mediante ventiladores y focos caloríficos
Quizá sea un sistema más caro ya que es más eficaz en un sistema cerrado. EI fundamento de este sistema de defensa se basa en transportar aire caliente desde las capas más altas hacia las más bajas mediante ventiladores colocados en las zonas más elevadas.
Este sistema puede completarse con el caldeamiento del aire alrededor de focos de calor en la parte más baja. Cuando una capa de aire se calienta asciende y deja espacio para las capas frías que, a su vez, se calientan y mantienen una temperatura templada.
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