· La cabeza, por encima del agua
El mayor peligro cuando una persona cae al agua helada es la hipotermia, que ocurre cuando la temperatura corporal disminuye a menos de 35 ºC. Por eso, ganaremos tiempo si lo primero que mantenemos fuera del agua es la cabeza del asistido, por donde la pérdida del calor corporal es mayor. Inmediatamente después hay que sacarlo lo más pronto posible, ya que cuanto más se tarde en salir del agua más se acortan las posibilidades de supervivencia.
· Trasladar al socorrido a un lugar más cálido
Una vez fuera del agua hay que buscar un área resguardada del viento y de las condiciones climáticas adversas, mejor si contamos cerca con un vehículo o una casa para trasladar al asistido. De no ser así, podemos resguardarlo tras unos árboles, rocas o un montón de nieve o, incluso, hacer rápidamente una fogata para que comience a notar más calor.
· Quitar las prendas húmedas y vendar las áreas congeladas
Aunque pueda parecer contraproducente, desnudar al socorrido es la manera más rápida de aumentar su temperatura corporal, siempre y cuando podamos contar con una fuente de calor cercana o prendas secas o mantas a mano. Una fuente de calor externa no podrá penetrar en su cuerpo si la ropa está húmeda.
Es importante cubrir la cabeza y aislar el cuerpo y los pies del suelo frío. En el caso de que detectemos áreas congeladas debemos vendarlas, pero sin aplicar presión. Si las lesiones son en los dedos, lo ideal es envolverlos con gasas estériles, cada uno por separado.
· Postura para mantener el calor corporal
La mejor postura para que el auxiliado mantenga el calor corporal es colocarlo frente a una fuente de calor con las rodillas cerca de su pecho, manteniendo las piernas juntas con firmeza. El resto de personas podemos acurrucarnos y formar un círculo apretado para compartir nuestro calor corporal.
Si contamos con almohadillas térmicas o botellas de agua caliente podemos colocárselas cerca de las arterias principales: ingle, axilas y hombros, pero siempre con una barrera entre la piel y el calor para evitar quemaduras.
· El agua tibia y una bebida caliente siempre reconfortan
Utilizar agua tibia para sumergir las partes lesionadas contribuye a aumentar el calor corporal. ¡Ojo! La temperatura del agua debe estar entre 38 y 40 ºC, nunca hirviendo para que no ocasionar quemaduras. En un rato, la piel recuperará el color normal, volverá a estar suave y a recuperar la sensibilidad.
Por otro lado, tomar algo caliente siempre es reconfortante, así que si podemos proporcionarle una bebida caliente y dulce, sin cafeína, contribuiremos a aumentar su temperatura. La taza le calentará las manos y el líquido el interior del cuerpo, donde además, empezará a notar una nueva fuente de energía e hidratación.
Lo que nunca se debe hacer
· Una vez que se ha descongelado una zona es muy peligroso que vuelva a sufrir congelación. Por eso, si no es posible mantener a la persona caliente, el proceso de recalentamiento debe esperar hasta que encontremos un lugar más seguro.
· Las zonas descongeladas se deben mover lo menos posible.
· Nunca se debe frotar una zona congelada, porque los tejidos son muy frágiles y no deben ser manipulados.
· No exponer al paciente a un calor extremo. Hemos de aumentar su temperatura corporal central de forma lenta y segura, lo que puede tardar horas. El calor extremo puede lesionar su piel o favorecer un ataque cardiaco. Por eso no es conveniente aplicar calor directo como mantas eléctricas, secadores o fuego.
· Evitar hacer andar al auxiliado si tiene los pies congelados.
· No ofrecerle bebidas alcohólicas ni tabaco durante la recuperación, ya que la vasoconstricción retrasaría la curación.