En esta última expedición rusa, que confirma la existencia de una base que muchos investigadores 'ya se olían' dado que habían registros de ella, los científicos recopilaron hasta 600 artilugios (muchos de ellos con esvásticas) en perfecto estado de conservación, entre los que hay municiones, documentos, envases de combustible e instrumentos científicos, ropa, madera, búnkeres y nidos de ametralladoras.
Uno de los hallazgos más interesantes fue la placa que daba nombre al lugar, 'Schatzgräber', es decir, 'el buscador de tesoros'. Otro dato sorprendente es que la unidad no estaba formada por soldados de élite, sino por meteorólogos y científicos que habían sido destinados de forma secreta a la zona para enviar periódicamente a Hitler informes del tiempo en la zona.
La base se encontró en el archipiélago de Fritjof Nansen en el Ártico, ubicado a apenas unos 1.000 kilómetros del Polo Norte, aunque todavía en territorio ruso, y fue abandonada después de finalizar la Segunda Guerra Mundial.
El motivo de su abandono fue que quienes la habitaban se quedaron sin suministros y comenzaron a cazar osos polares y comer su carne, pero esta les intoxicó y la mitad de los soldados-científicos murió. El resto fue rescatado por los alemanes. Y poco más se ha sabido de esta aventura meteorológica. Hasta hoy. Quien sabe si llegará a la gran pantalla.