Especias, lana, hierbas y más trucos de abuela para no pasar frío en este duro febrero
eltiempohoy.es
04/02/201809:38 h.La lana, el tejido que abriga de verdad
Las sabias abuelas siempre lo han dicho: hay que abrigarse los pies, las manos y la cabeza, pero no basta hacerlo con cualquier cosa y en cualquier momento. Hay que usar gorro, guantes y calcetines de lana (pero de lana de verdad, o en su defecto de tejidos térmicos, aunque seguramente con éstos no estará tan familiarizada tu abuela). Además, hay que colocárselos a tiempo, no cuando ya tienes el cuerpo helado porque “calor que se pierde, calor que no vuelve”.
Las prendas de lana aíslan tanto del frío como del calor (imagínate pasar de -2 grados en el exterior a 20 grados en el interior), lo que hacen es mantener nuestra temperatura corporal. Además, la lana es capaz de absorber hasta el 30% de su peso sin que notes la humedad, manteniendo sus propiedades incluso cuando se moja. Otra de sus característica es que permite la transpiración, así que con estas prendas puedes decir adiós al sudor.
En cuanto al resto de la indumentaria, lo ideal es llevar una prenda pegada al cuerpo (las camisetas interiores de toda la vida) y sobre ella usar un jersey, un abrigo y una bufanda. Evitar los vaqueros en pleno invierno es una buena idea, porque están fabricados en algodón que ni aísla, ni protege y además se moja con la humedad.
Las especias, hierbas y raíces no sólo en los guisos
Los guisos son la base de la cocina en invierno y las legumbres son el alimento perfecto para combatir las bajas temperaturas. Son una fuente de proteínas, minerales y vitaminas que ayudan a entonar el cuerpo cuando llega el frío. Aunque están asociadas a comidas excesivamente calóricas, existen muchas recetas contundentes y bajas en grasas: garbanzos con acelgas, cocido de judías y calabaza, habichuelas con almejas… Pregunta a tu abuela y apunta sus recetas.
Por otra parte, algunas hierbas y especias son especialmente beneficiosas para combatir el frío del invierno: jengibre, chile o canela son tres de los mejores. Un estudio de Biblioteca Nacional de Medicina del NIH (El Instituto Nacional de la Salud) ha concluido que el jengibre contribuye a elevar la temperatura corporal, así que prepárate infusiones de jengibre con limón y miel y verás cómo responde tu organismo. El chile contiene capsaicina, el compuesto químico responsable del ardor en la boca, que contribuye a estimular el sistema circulatorio y a regular la temperatura corporal. La canela es otro potente aliado contra el frío porque estimula la circulación y la sudoración, además de ser antiinflamatoria, antimicrobiana y antiséptica.
Dos trucos para que entren en calor los pies y las manos frías
Para las manos, es bueno hacerte saquitos de especias. Es tan sencillo como coserte una bolsita de tela y llenarla con unos cuantos clavos y bolitas de pimienta machacados. Cuando notes las manos frías, las frotas con la bolsita de semillas y entrarán rápidamente en calor. En cuanto a los pies, hay un curioso truco que puedes probar con unos calcetines viejos, porque te los vas a cargar. Consiste en echarles dentro un poco de pimentón dulce, que es un potente activador de la circulación. No sólo entrarán en calor, sino que evitarás los temidos sabañones. Cuando te los quites lávate los pies alternando agua fría y caliente para estimular la circulación. Al terminar sécatelos bien, frótalos con aceite de jengibre y abrígalos con unos calcetines de lana.
En casa, infiernillo, manta y toca
La calefacción es un invento relativamente moderno con el que no contaban muchas abuelas, especialmente las de más edad. Eso no significa que no tuvieran sus métodos para estar calentitas en casa. El gran clásico es la mesa camilla con infiernillo, una delicia (no demasiado beneficiosa para la circulación) que puede secuestrarte en el sofá toda una tarde. Para las menos amigas de la camilla están la mantita en las piernas y la toca por encima de los hombros. Un combo muy abuelil, más efectivo de lo que imaginas y que puedes tejer con tus propias manos.
Haz ejercicio cada día
Tu abuela no te dirá que te vayas al gimnasio a levantar pesas, probablemente te aconseje que camines unos treinta minutos al día y lleva toda la razón. El ejercicio no sólo ayuda a quemar grasa, sino que ese proceso aumenta la temperatura basal del organismo enviando más sangre, energía y oxígeno a los músculos. Si vas a practicar ejercicio al aire libre sólo tienes que elegir la ropa adecuada (adecuada no es forrarte) para afrontar las bajas temperaturas.