"En las regiones tropical y subtropical, inversión estacional de los vientos de superficie y de la precipitación a ellos asociada, por efecto de las diferencias entre el calentamiento de la masa terrestre a escala continental y el del océano adyacente. Las lluvias monzónicas caen principalmente sobre tierra firme y durante los veranos”, dice la AEMET (Agencia Estatal de Meteorología), pero quizá con esta explicación no te haya quedado muy claro.
Lo primero que hay que señalar es que hay dos tipos de Monzones, los de verano y los de invierno. Y todo tiene que ver en realidad con el viento, que sopla en una dirección y la contraria según la estación.
Para simplificar, esos vientos se forman en realidad por la diferencia de temperatura entre la tierra y el agua. Es decir, todo comienza cuando la tierra se enfría o calienta mucho más rápidamente que el agua. De ahí lo que comentábamos al principio: sigue el mismo funcionamiento de la brisa marina a la orilla del mar, pero en unas dimensiones mucho mayores.
¿Cómo se crea exactamente en verano?
En verano, el continente asiático se calienta, de modo que calienta a su vez el aire que está en contacto con esa tierra, que como consecuencia asciende. Al 'moverse' hacia arriba, el aire que hay sobre el océano Índico, bastante más fresco, 'corre' a ocupar ese lugar dejado por el aire que acaba de calentarse, provocando toda una corriente de viento húmedo y bastante inestable.
Esa columna de viento lleno de potenciales precipitaciones se encontrara de frente con el Himalaya y otras cadenas de montañas próximas, que lo 'fuerzan' a crear nubes gigantes. Ahí es cuando la cosa está a punto de provocar lluvias torrenciales e inundaciones debajo, es decir, en India y otras zonas cercanas del sureste Asiático.
¿Y en invierno?
Pues justo al revés. El continente se enfría más que el Océano, con lo que el viento va de la tierra al mar, pero esta vez con mucha menos virulencia. Es decir, lo que se conoce como el 'Monzon seco', que provoca menor cantidad de precipitaciones.