Las suradas: viento sur que deja sol en el norte
Está claro que nunca llueve a gusto de todos. Por eso, casi siempre cuando llueve en algún punto de España en el extremo opuesto luce el sol. Es lo que ocurre muchas veces con las suradas, que se produce cuando entra una borrasca por el suroeste y las costas andaluzas de Huelva y Cádiz. En esta situación, la borrasca arrastra consigo vientos del sur. Mientras las nubes riegan Andalucía y todo el sur peninsular, cuanto más al norte los cielos están más despejados y las temperaturas más altas.
¿Qué efecto producen? Las suradas nos obligan a sacar el paraguas en el sur y nos permiten sacar la manga corta en el extremo norte y disfrutar del sol en una terraza. Estos vientos van subiendo la temperatura hasta llegar al Cantábrico donde desploman todo el calor. Es frecuente que ocurre en invierno y podamos alcanzar más de 20 grados. ¡Ojo! Las suradas también nos dejan lluvias de sangre porque arrastran nubes de polvo del Sáhara.
Playa del Aguilar (Asturias) EP
Las nortadas: Levante en el Mediterráneo, cielos del norte limpios
Nunca llueve en Levante. O casi nunca, más bien. El Mediterráneo es una bomba de relojería que puede estallar en cualquier momento. Y es el viento de levante el que consigue activarla cada cierto tiempo. Este viento sopla de mar a tierra, procedente del este. Aporta tanta humedad que favorece que se formen nubes compactas, que al tocar tierra y toparse de frente con las montañas descargan lluvias torrenciales, por ejemplo, en la Comunidad Valenciana.
Sin embargo, este mismo viento del este limpia los cielos del Cantábrico y reduce la humedad. Aporta un ambiente seco y despejado. Es posible que un día lluvioso en Valencia suponga un día espectacular en Bilbao.
El viento de Poniente en el sur, lluvias en Galicia
Es lo contrario al anterior. Sopla también desde el mar hasta el interior. Pero la Península es muy grande y abarca muchos kilómetros. Las nubes que llegan por el oeste se agotan, se deshacen y no consiguen alcanzar el Mediterráneo. Si lo consiguen, lo hacen con la lengua fuera, rotas y sin una sola gota de agua.
Este viento significa lluvias importantes en Galicia y en todo el oeste y centro. Y, casi siempre, cielos despejados y el tiempo clásico del Mediterráneo: sol y temperaturas muy suaves.
En verano, el contraste es aún mayor, porque aun con cielos despejados en toda la Península, por ejemplo, en Madrid el viento del oeste supone un respiro entre días de calor bochornoso. Mientras, en Valencia o Alicante, pueden batir récords de calor. Este ocurre porque el poniente va barriendo todo el calor del interior del país y lo acaba soltando en las costas del Mediterráneo.
Los alisios soplando en Canarias- Foto NASA
Los alisios, cara y cruz en Canarias
En Canarias los vientos marcan el tiempo totalmente opuesto entre el norte y el sur. Y los responsables de esta diferencia tan notable son los Alisios. Estos vientos soplan desde el Atlántico de norte a sur. Una vez más, como llegan cargados de humedad, forman nubes muy fácilmente en las zonas norteñas del archipiélago. También, en las cumbres.
Sin embargo, como algunas islas son tan montañosas, estas actúan de muro o pantalla y no permiten que las nubes desciendan hasta el sur. Mientras en el norte puede estar lloviendo o con el cielo gris, la típica panza de burro, en las playas del sur miles de turistas toman el sol y disfrutan de temperaturas calurosas.
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