Los cerca de 200 incendios activos en Siberia han comenzado a afectar a la periferia de varias ciudades rusas. Las llamas afectan a 43.000 hectáreas y se calcula que otras 380.000 ya han sido calcinadas durante las últimas semanas. Aunque el fuego todavía no ha alcanzado viviendas, el humo sí que ha penetrado en algunas ciudades. Sectores ecologistas critican la gestión deficiente de los bosques por parte del Gobierno, y aseguran que esto, junto a los efectos del cambio climático, podrían poner en peligro grandes extensiones de la estepa siberiana.
En Iakutsk, ciudad de más de 300 000 habitantes en Siberia oriental, fotos y videos publicados en las redes sociales mostraban una nube gris de humo que envolvía las calles y casas. En total, los casi 200 focos se extienden en un total de 43 000 hectáreas, pero hay otras 380 000 hectáreas que han sido devastadas por las llamas y en las que no hay bomberos, ya que la política oficial, a menudo criticada, es no extinguir incendios en zonas aisladas y deshabitadas.
Este año, los fuegos son más intensos y abundantes debido a la ola de calor provocada por el cambio climático. Pero grupos ecologistas también apuntan que la gestión deficiente de los bosques rusos y la falta de medios financieros que se les consagra contribuyen a este recrudecimiento de los incendios.