Si alguna vez has conducido nevando o con hielo ya lo sabrás: es importantísimo conducir tranquilo, sin prisa y sin acelerones bruscos pero, sobre todo, sin dar frenazos. Los movimientos radicales podrían costarte un derrapazo. Las ruedas no se adhieren igual en la carretera seca que en el pavimento nevado o con una capa de hielo, así que es mejor que gires el volante despacito.
Por supuesto, nunca frenes en la curva. Debes "anticiparte a la curva", como dice Jesús Calleja en su canal de Youtube. Deceleras antes de llegar y, al cogerla, no aceleres. Sigue las rodadas que dejan los coches de delante y deja una buena distancia de seguridad.
Circula en velocidades largas porque "si vas en cortas, empieza a derrapar el coche". Apunta: utilizar las marchas largas y no hacer demasiados cambios es fundamental. Así se transmite menos fuerza al neumático y se hace menos posible que pueda enterrarse en la nieve o resbalar.
En cambio, cuando vayas a coger una cuesta abajo, lo mejor es lo contrario: que utilices las marchas cortas. Así aprovechas mejor el freno del motor y no te ves en la necesidad de frenar, que podría hacer que patines, aunque si tienes que hacerlo, hazlo suavemente.
Si se te atasca en una rampa y de repente te encuentras atrapado en plena montaña, "baja bastante la presión de las ruedas". No lo olvides: con la presión baja el neumático no se enterrará en la nieve y, en caso de estarlo, será más fácil arrancar el coche. El siguiente paso será arrancar (puedes hacerlo en segunda) y, si ves que va a patinar y no tienes cadenas (mal hecho), "poner las alfombrillas del coche a modo de plancha para que no derrape", aconseja Calleja. Por supuesto si sales del coche ponte siempre el chaleco amarillo.
La nieve puede sorprenderte en cualquier momento y lugar y, como ya habrás experimentado alguna vez: entorpece mucho la vista. Ahora ver y ser visto lo mejor es enciendas siempre las luces y faros antiniebla mientras conduzcas.
Antes de nada, ponte unos buenos guantes porque, si necesitas cadenas, es que hace frío. En primer lugar coloca las cadenas en las ruedas de tracción: si es delantera, en las delanteras; si es trasera, en las traseras; si tiene tracción en ambas, ponlas en las delanteras únicamente.
A continuación, comprobarás que las cadenas cuelgan de un cable. Coloca el cable alrededor de la rueda, por detrás, y, cuando esté, sácalo por arriba. Une las dos partes y saca las cadenas, de manera que la cubras entera. Poco a poco irás uniendo todos los conectores hasta tener la rueda cubierta por completo. El siguiente paso será amarrarlas con ganchos para que queden tensas. Arranca, avanza un poco, y vuelve a tensar.
De todas formas, hoy en día, para los que poner cadenas es una odisea, se venden también fundas para las ruedas que tienen básicamente la misma función. Si es tu caso quizá prefieras esta alternativa.