Cada día, cada treinta minutos, un meteorólogo analiza la visibilidad en el aeropuerto de La Palma. El misterioso ‘mar de nubes’ tan característico de Canarias, ya sea sobre el monumento del Roque Nublo de Gran Canaria o en el parque de las Cañadas del Teide de Tenerife, es un atractivo destacable para los aficionados a la meteorología y a la belleza natural, aunque puede ser un estorbo para los aviones. Te contamos todo sobre este fenómeno también llamado ‘panza de burro’.
Lo más divertido del mar de nubes canario es que un día puedes verlo desde abajo, como una lona cubriendo el cielo, otro entremezclándote con él, y otro desde las alturas. La vista desde arriba es la más espectacular, puesto que se ven de fondo los picos y a veces se funde con el horizonte, e incluso puede adivinarse otra isla entre las nubes algunos días.
Se forma entre los 500 y los 1500 metros de altura, y al mirarlo desde la cumbre parece realmente mar esponjoso de nubes, de ahí el nombre. El abrupto relieve del archipiélago tiende a acelerar y encajonar los vientos alisios, que empujan las nubes contra las cumbres “y condensan la humedad en las zonas de medianías del norte y noreste”, explica una publicación de Ecured.
La panza de burro o el mar de nubes tiene un lado positivo –además de dar belleza al paisaje– y uno negativo. El negativo es que dificulta el vuelo en los aeropuertos cuando se produce. El lado positivo es que ‘protege’ del extremo calor en verano y, en invierno, modera el frío, manteniendo una máxima templada que a veces supera los 20 grados en verano.