La madrugada del sábado 28 al domingo 29 a las 03:00 volverán a ser las 02:00. Atrasaremos nuestros relojes hasta el último fin de semana de marzo, cuando recuperemos el horario de verano.
Lo primero que vamos a empezar a notar es que amanece antes o, mejor dicho, que la noche no se prolonga tanto. Como contrapartida, la oscuridad ganará horas por la tarde, ya que el sol caerá antes. Teniendo en cuenta que hasta el solsticio de invierno en diciembre los días cada vez serán más cortos y las noches más largas, disfrutaremos de menos horas de luz.
Efectos 'meteo' del cambio de hora
Aunque no hemos hablado nunca del efecto meteorológico, el hecho de que anochezca antes supone menos tiempo de insolación, con lo cual las temperaturas empiezan a descender cuando aún no ha terminado el día. Y más tiempo de oscuridad facilita que las temperaturas mínimas sean mucho más bajas, por ejemplo, con cielos despejados y situaciones anticiclónicas.
Por tanto, ya que iremos perdiendo minutos de sol conforme nos vayamos adentrando en el otoño hacía el invierno notaremos que a las temperaturas les cuesta más remontar.
Además, a la hora de salir del trabajo o de las clases ya sea casi de noche. Es el momento del año en que muchos se quejan porque salimos y volvemos a casa de noche.
¿Realmente ahorramos energía hoy en día?
Los expertos no se ponen de acuerdo en este punto y en los últimos años se han sumado voces a quienes dudan de la eficacia de andar cada seis meses dando vueltas a nuestros relojes. Creen que, al final, lo que no consume en un momento del día se consume en el otro ya sea a nivel doméstico o en el ámbito productivo.
Especialmente, en países como España, donde las empresas no adaptan aún los horarios laborales a la vida familiar, según apuntan algunos estudios, podría llegar a provocar incluso pérdidas.
En este punto, tanto los factores climáticos como los meteorológicos entrarían en juego. Habitar en diferentes latitudes supone un ahorro más leve o más notable.
Según la Universidad de California, en verano los países del sur saldrían ganando en la factura eléctrica a la hora de encender sus aires acondicionados, mientras los del norte ahorran durante el invierno cuando ponen en funcionamiento toda la artillería eléctrica para mantener el calor en sus hogares.
¿Por qué atrasamos la hora?
Para responder a esta pregunta tendríamos que repasar la historia y marcar varios hitos. Muchos dirán que la crisis del petróleo es la responsable de esta medida, pero otros recordarán que Benjamin Franklin ya advirtió en 1784 que en invierno desaprovechábamos horas de luz. Unos y otros tienen razón porque, efectivamente, fue Franklin quien durante su etapa de embajador de EE.UU. en París propuso cambiar la hora como medida de ahorro.
En aquel entonces las medidas de ahorro pasaban por consumir menor número de velas y candiles que iluminarán casas y calles de París. Dentro de su paquete de propuestas, planteó racionar el reparto de las velas e imponer un impuesto a las contraventanas despertando a la población a base de cañonazos. ¿Te imaginas esta medida en la actualidad?
Benjamín Franklin decía aquello de "pronto a la cama para madrugar" e hizo famosa la frase imponiendo por primera vez en la historia una propuesta de ahorro energético. El estadounidense se confesó escandalizado de ver cómo amanecía a las 06:00 y la ciudad seguía dormida pudiendo aprovechar esas horas para trabajar antes de que llegará la media tarde y la noche se echara encima.
Después de él, las dos guerras mundiales en el S.XX obligaron a tomar medidas extraordinarias de ahorro orientadas a consumir la menor cantidad posible de carbón y combustible durante el invierno. En la IGM fue Alemania el primer país en adoptar esta postura puesto que no podía hacer frente en plena batalla a un gasto tan elevado de un carbón que a su vez le venía tan bien para la lucha.
Durante la IIGM fue EE.UU. el que obligó a los aliados a adoptar los cambios horarios y, de este modo, se llegó a la crisis del petróleo de 1973-1974 con un planteamiento muy similar. Entre los pocos países que decidieron no acogerse a este medida, se encuentra Japón. España, por el contrario, sí asumió los cambios horarios en verano y en invierno.
Cambio de hora: ¿nocivo para la salud?
Till Roenneberg, un cronobiólogo de la Universidad Ludwig-Maximilians de Munich, Alemania, advirtió hace unos años de que el cambio horario podía ser nocivo para la salud porque una cosa es lo que hagamos para obtener una hora extra artificial de luz y otra son los relojes biológicos programados para moverse al compás de la luz y la oscuridad en cada estación del año.
Asimismo, cambiar la hora en octubre y en marzo puede tener efectos beneficiosos en la producción energética. Sin embargo, la luz tiene unos efectos diferentes en las personas según sea de día o de noche. Y este factor biológico y natural ni se puede modificar ni evitar.
Sea como fuere, a día de hoy, la buena noticia es que el próximo fin de semana disfrutaremos de una hora más, porque la madrugada del sábado al domingo a las 03:00 serán las 02:00.
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*Marcos Fernández (@marcosfdezfdez