Tras un arranque de mes con frío y con lluvias y tormentas, parecía que íbamos encaminados al refrán que nos advierte aquello de que "cuando marzo mayea, mayo marcea".
No podemos negar que no vaya a ser así, pero, de momento, no en España. Aquí vamos a sufrir el primero de los episodios de calor de 2019, que será breve pero intenso.
Mientras en buena parte del centro y sur peninsular nos colocaremos con máximas entre los 32 y los 38 grados, nuestros vecinos europeos vuelven a sacar bufandas, abrigos y guantes de nieve.
Los próximos días, lo más destacado será el contraste extremo entre el calor de canícula en la Península Ibérica (ya que en Portugal también se dejará sentir con fuerza) y la tercera invasión de frío ártico en el resto del continente.
Mayo es un mes que, tradicionalmente, se caracteriza por los últimos coletazos invernales, pero, también, por los primeros episodios de calor veraniego con algunas semanas de adelanto.
Las primeras masas de aire cálido que se van cocinando en el norte de África pueden hacer incursiones hacia el norte y extender su lengua o dorsal sobre nosotros. No es nada extraño que esto ocurra, aunque no sucede todos los años.
En este caso, y como hemos visto otras veces, las piezas del puzle de la atmósfera se colocan de tal forma que van a dar paso en las próximas 72 horas un brutal choque de masas: cálida en el suroeste europeo (nosotros) y muy fría (en el centro).
De hecho, como vemos en el mapa de previsión para el domingo 12 de mayo (día de mayor contraste) gracias a la lengua de aire cálido de origen subtropical instalada sobre España y otro potente anticiclón sobre Rusia, la otra masa de aire, de origen ártico se rompe en canal extendiéndose por el resto del continente incluyendo el Mediterráneo.
Esta situación, que apenas se ha dado durante los meses de invierno (uno de los más cálidos desde que existen registros) va a dar lugar a nuevas nevadas y paisajes mucho más propios de un mes de enero que del final de la primavera en países como Francia, Italia o Grecia.
En los últimos 15 días, desde finales de abril, se han sucedido episodios de frío extremo en Europa donde se han marcado las temperaturas y las nevadas que no se registraron durante los meses de enero, febrero y marzo. Las máximas se encuentran entre 10 y 15 grados por debajo de lo normal para esta época.
Por ejemplo, a tres semanas de que el verano meteorológico se instale en Europa, se superan los 4 metros de nieve en altitudes de 1.800-2.000 metros del área de los Alpes entre Francia e Italia.
Por ejemplo, en Italia, además de las intensas nevadas de las últimas semanas en los Alpes, han caído precipitaciones de nieve en cotas muy bajas, en torno a los 300 metros en Emilia Romagna.
Estas bajas temperaturas han obligado a los agricultores italianos a encender grandes hogueras para proteger los viñedos de las fuertes heladas que asolan la región de la Toscana. Lo mismo ha ocurrido con las viñas de países vecinos, como Francia y Suiza.
Las heladas se han combinado también con el fenómeno de la lluvia engelante en países como Eslovenia destrozando centenares de zonas de cultivos en plena floración, como se observa en la foto de árboles frutales. Las granizadas se han extendido por el Mediterráneo y este europeos afectando con pedrisco de gran tamaño en Rumania, Italia o Grecia.
Y es que en las últimas semanas se han pulverizado algunos récords llamativos, por ejempo, en Países Bajos. Aquí, en la localidad de Vijlen no nevaba a inicios de un mes de mayo desde el año 1979.
Tampoco lo hacía en Copenhague, la capital danesa, desde año 2013. Dinamarca se cubrió con una ligera capa de nieve el pasado fin de semana tras un descenso abrupto de temperaturas en la segunda incursión ártica de la primavera.
Los pasados días 3 y 4 de mayo, el continente europeo, salvo puntos de la Península Ibérica y del Mediterráneo, amanecieron bajo cero. En el caso de España, antes del anuncio del inminente episodio de calor, registramos los primeros días de mayo, mínimas del entorno de -3 en Vitoria y de -1 en Teruel o Soria.
En Grecia, por ejemplo, no se recordaba tantísima nieve en sus zonas montañosas para un mes de mayo desde hacía varias décadas (al igual que ocurre estos días en Italia donde el espesor de nieve es mayor en este arranque de mayo que el acumulado del pasado enero o febrero).
La excepción que confirma una primavera fría, en general, en Europa, la tendremos en las próximas 72 o 96 horas en España donde estamos a las puertas de un incremento notable de temperaturas anunciado, bajo aviso, por AEMET.
Las máximas más altas se alcanzarán entre el domingo y el lunes con valores próximos a los 40 grados en puntos del extremo suroeste. Ciudades como Badajoz, Córdoba o Sevilla estarán por encima de los 36 grados.
Otras del centro y mitad sur van a marcar máximas superando claramente los 30 grados. Es el caso de Toledo, Cáceres o Madrid.
El pico de calor coincidirá con el primer día de la semana, el lunes 13 de mayo. Ese mismo día, la incursión de aire frío de procedencia ártica marcará las temperaturas más bajas para empezar a recuperarse.
Afortunadamente, y de forma paralela, las máximas se suavizarán en España entre el martes y el jueves. De momento, los modelos apuntan al regreso de la inestabilidad y las temperaturas frescas.