La noche de los muertos vivientes tiene su origen en Irlanda. Allí se contaba la famosa leyenda de Jack, un borracho que burló al diablo en un par de ocasiones para conseguir que su alma no fuese al infierno. A su muerte, el demonio no recogió su alma y le envió de vuelta al mundo de los vivos. Se cuenta que fue iluminando el camino con una antorcha cubierta con un nabo. Sí, el tradicional 'candil de Jack' era un nabo, y no una calabaza.
Los irlandeses mantuvieron la tradición hasta que emigraron a América. Allí, las condiciones meteorológicas daban productos de tierra diferentes, como la calabaza, y esta acabó sustituyendo de modo natural al nabo de la leyenda irlandesa, ya que aguanta bien sin quemarse las velas de su interior.
La calabaza no es de otoño
Aunque la calabaza es típica del otoño y de Halloween, en realidad es en verano cuando surgen. Calor y tiempo es lo que necesita la calabaza para crecer y estar lista para su gran noche. Lo cierto es que pueden venirse arriba en cualquier tipo de terreno, siempre y cuando cuenten con el espacio suficiente. Una vez pasados estos cuatro meses, llega el otoño y es momento de arrancarlas y utilizarlas, ya sea para cocinar ricos platos o para hacer candiles de Jack.
Además de las de corteza verde y pulpa anaranjada (las de Hallowen), existe una gran variedad de calabazas: las multicolor, las forrajeras o las alargadas son algunas de las más cultivadas en México y en EEUU.
¿Qué propiedades tiene la calabaza?
La calabaza se ha convertido en uno de los alimentos favoritos de las celebrities por su efecto saciante. Ya sea en ensaladas o en cremas, esta hortaliza es 'detox': tiene efecto diurético, regula los niveles de glucosa y te ayuda con la retención de líquidos.
Es ideal, también, para el estreñimiento. La calabaza posee gran cantidad de fibra y es muy digestiva, por lo que te ayuda con las comidas más pesadas en otoño.
Pero lo más curioso de esta joya de la tierra es su capacidad para protegernos de la enfermedad más típica del otoño: el catarro. Su alto contenido en beta-caroteno refuerza nuestro sistema inmunitario, especialmente el aparato respiratorio, y nos llena de defensas. Si ya hemos caído en las garras del resfriado… ¡no te preocupes! La calabaza sigue sirviendo: elimina la mucosidad en bronquios, pulmones y garganta.