La potente borrasca Ciara ha captado la atención de las portadas de varios países de Europa desde hace unos días. A su paso por Islas Británicas, ha dejado más de 200 incidencias, en la que destaca, lamentablemente, la cifra de 7 muertos y cientos de heridos. Ha dejado consecuencias deplorables, con cientos de destrozos urbanos, cortes de suministro eléctrico y hasta vuelos cancelados. Sin embargo, hay un fenómeno curioso que invade los paseos marítimos de Inglaterra y que llama la atención sobre los demás. Han tenido que cerrar las calles al tráfico porque han amanecido inundadas por espuma blanca que no permite a la gente caminar por sus grandes espesores. ¿Cómo se ha formado este fenómeno?
Un pequeño café situado enfrente del mar en Bude, Inglaterra, no pudo abrir sus puertas por la mañana porque se toparon con una especie de espuma blanca que inundaba las calles y los paseos marítimos durante el pasado fin de semana. Daba la sensación de que alguien había echado jabón en mitad de la calle, pero, sorprendentemente, es un episodio que ocurre cuando se conjugan dos fenómenos meteorológicos: el viento y el oleaje adverso.
Este sistema de bajas presiones no solo ha dejado intensas ráfagas de viento a más de 150 km/h en superficie, sino que, además, ha inyectado una fuerte corriente en chorro del oeste a una altitud de unos 10.000 metros, altura a la que suelen volar los aviones. Esta situación ha supuesto que hayamos registrado el vuelo más rápido entre Nueva York y Londres, de una duración de casi 5 horas, cuando suele tardar alrededor de 6 horas y media. Cuando vuelas a favor del intenso viento, duplicas la velocidad. Eso sí, muchos otros aviones se han encontrado con la dificultad de aterrizaje y despegue al jugar con las rachas en su contra.
Esto fue lo que sucedió exactamente en las calles de Gran Bretaña. Las rachas de viento huracanas de más de 140 km/h y las olas que inundaron viviendas y locales cercanos fueron los encargados de provocar esta imagen. Los vecinos, atónitos ante tal situación, grabaron cómo la espuma se iba moviendo lentamente y extendiéndose por el resto de vías.
Como indica en su blog el investigador del Instituto de Oceanografía, Francisco Rodríguez, para que se forme la típica espuma de mar es fundamental que exista materia orgánica, que solemos encontrarla especialmente en el agua del mar con el plancton, compuesto por proteínas, lípidos y aminoácidos.
Pero no es el único requisito. La clave está realmente en el fuerte temporal marítimo que estos días ha azotado a Reino Unido. Estos organismo tienen dos moléculas claramente diferenciadas, las que se 'enganchan' al agua y las que no (hidrófilas e hidrófobas). Con el mar muy agitado, las que no lo hacen absorben el aire y forman las burbujas, que se mantienen sobre el agua gracias a las que sí se pegan al líquido.
Este curioso fenómeno no es la primera vez que ocurre y suele ser típico de las potentes borrascas que afectan a Europa. De hecho, hace cuestión de meses, la baja Gloria dejó la misma estampa en las calles de Barcelona y hace dos años sucedió de igual forma en Galicia, tras el paso del temporal Fénix.