Los científicos han encontrado evidencia de que los depósitos de metano congelado en el Océano Ártico , conocidos como los "gigantes dormidos del ciclo del carbono", han comenzado a liberarse en una gran área del talud continental frente a la costa este de Siberia, según reveló The Guardian. De hecho, se han detectado altos niveles del potente gas de efecto invernadero hasta una profundidad de 350 metros en el mar de Laptev, cerca de Rusia , lo que generó preocupación entre los investigadores de que se haya desencadenado un nuevo ciclo de retroalimentación climática que podría acelerar el ritmo del calentamiento global.
Los sedimentos de las pendientes en el Ártico contienen una gran cantidad de metano congelado y otros gases, conocidos como hidratos. El metano tiene un efecto de calentamiento 80 veces más fuerte que el dióxido de carbono. El Servicio Geológico de los Estados Unidos ha incluido la desestabilización de los hidratos del Ártico como uno de los cuatro escenarios más serios de un cambio climático abrupto.
El equipo internacional a bordo del barco de investigación ruso dijo que la mayoría de las burbujas se estaban disolviendo en el agua, pero los niveles de metano en la superficie eran entre cuatro a ocho veces más de lo que normalmente se esperaría.
“En este momento, es poco probable que haya un impacto importante sobre el calentamiento global, pero el punto es que este proceso ya se ha desencadenado. Este sistema de hidrato de metano de la ladera de Siberia Oriental ha sido perturbado y el proceso continuará ”, dijo el científico sueco Örjan Gustafsson, de la Universidad de Estocolmo.
Con la temperatura del Ártico aumentando ahora más del doble de rápido que el promedio mundial, la cuestión de cuándo, o incluso si serán liberados a la atmósfera, ha sido un tema de considerable incertidumbre en los modelos de computadora climáticos.
El hecho se conoce el mismo día que se desvela que la pérdida de grandes masas de hielo puede contribuir al calentamiento que precisamente está causando esta pérdida y otros riesgos mayores. Un nuevo estudio cuantifica ahora esta retroalimentación explorando escenarios a largo plazo, según publica la revista 'Nature Communications'. Si el hielo marino de verano del Ártico se derritiera completamente, un escenario que probablemente se haga realidad al menos temporalmente dentro de este siglo con las actuales emisiones de gases de efecto invernadero por la quema de combustibles fósiles, esto podría eventualmente agregar aproximadamente 0,2°C al calentamiento global.
Esos 0,2 ° C son sustanciales, dado que la temperatura media global es actualmente alrededor de un grado más alta que en la época preindustrial, y los gobiernos de todo el mundo acordaron detener el aumento muy por debajo de los dos grados. "Si las masas de hielo global se reducen, esto cambia la cantidad de luz solar que golpea la superficie de la Tierra se refleja de regreso al espacio. La disminución de la capa de hielo en el Ártico expone más agua del océano más oscura que absorbe más energía", señala Nico Wunderling, del Instituto de Postdam para la Investigación del Impacto Climático, autor principal del estudio.
"Esto se conoce como retroalimentación de albedo. Es como usar ropa blanca o negra en verano: si usas ropa oscura, te calientas más fácilmente", explica. Otros factores son, por ejemplo, el aumento de vapor de agua en la atmósfera debido al calentamiento si se derrite más hielo. El aire más cálido puede contener más vapor de agua y el vapor de agua aumenta el efecto invernadero. Los mecanismos básicos son bien conocidos desde hace mucho tiempo, pero los científicos pudieron calcular realmente la cantidad total de calentamiento que puede desencadenarse por la pérdida global de hielo.
"Esto no es un riesgo a corto plazo. Las masas de hielo de la Tierra son enormes, lo que las hace muy importantes para nuestro sistema terrestre en su conjunto, pero también significa que su respuesta al cambio climático antropogénico, especialmente el de las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida, se desarrolla en escalas de tiempo más largas. Pero incluso si algunos de los cambios pueden tardar cientos o miles de años en manifestarse, es posible que los desencadenemos en un par de décadas", explica Ricarda Winkelmann, que dirige el grupo de investigación. Ojo con el Ártico, pues.
Los científicos hicieron simulaciones exhaustivas por ordenador. Los efectos no siempre son sencillos: por ejemplo, si una cubierta de hielo masiva en la tierra se está reduciendo, todavía puede haber nieve, que todavía refleja la luz del sol, como lo hizo el hielo.
Por eso, si los glaciares de las montañas y el hielo de Groenlandia y de la Antártida Occidental desaparecieran, el calentamiento adicional causado directamente por la pérdida de hielo sería probablemente sólo 0,2 grados más que los 0,2 grados debidos al derretimiento del hielo marino en el verano ártico.
"Sin embargo, cada décimo de grado de calentamiento cuenta para nuestro clima --señala Winkelmann--. Prevenir los bucles de retroalimentación del sistema de la Tierra, o círculos viciosos, es por lo tanto más urgente que nunca".