Wilson se acerco para ver qué ocurría exactamente. Al parecer, el agua que derramó sobre sus patitas al beber del tanque se congeló por las bajas temperaturas, dejándolo pegado. Aunque intentaba volar una y otra vez, era incapaz de moverse. Frente a esto, Wilson acercó suavemente sus manos hacia el pajarito mientras le daba calor con su aliento, una técnica que, según Wilson imaginó, aceleraría el derretimiento del hielo en las patitas del animal. Al fin, consiguió que el pajaro volara en libertad.
No creemos que haya forma más bonita de empezar el año. ¡Bravo por Nelson!