Seguro que estos días estás escuchando mucho hablar del vórtice polar, de que se ha roto, y de que este proceso es el culpable de que esté produciéndose la peor ola de frío de la historia de EE UU desde que hay registros. Esta masa ciclónica, que tiene forma de borrasca (pero no lo es), se queda postrada al Ártico indefinidamente, pero a veces se rompe debido sobre todo a que esa región se calienta.
Lo curioso es que este proceso afecta a todo el hemisferio norte, a nosotros también. ¿Puede, por tanto, hacer que en España tengamos las mismas nevadas, o parecidas, que en EE UU? Recordemos que en marzo de 2018 el proceso fue más o menos el mismo (no se llegó a romper fueron ondulaciones igualmente fuertes) y, sí, nevó y llovió de lo lindo.
Ahora, las cosas han cambiado. Sí, hemos tenido una importante ruptura del vórtice polar a finales de diciembre de 2018 y además se produjo por un proceso de calentamiento súbito estratosférico (CSE), es decir, que la región se calentó rápidamente. Pero, para empezar, el desgajamiento no fue por la mitad, sino que el vórtice se partió en varios trozos, el más grande el que está en el mismo meridiano que Estados Unidos.
El resto, más pequeños y menos fuertes, se fueron desperdigando por el resto del territorio ártico. Eso, en palabras de nuestra compañera y meteoróloga televisiva, Rosalía Fernández, solo podía significar una cosa: "Una de las consecuencias más habituales para la península Ibérica no es tanto la llegada de frío muy intenso, extremo, sino la llegada de precipitaciones desde el Atlántico".
Y así ha sido: durante más de una semana y sin parar, hemos sido testigos de la llegada de sucesivos frentes y borrascas atlánticas, que se han formado, a su vez, de las enormes fluctuaciones del chorro polar, que se ha visto alterado por la ruptura del vórtice.
Pero hay un elemento más que determinará la presencia o ausencia de esas grandes nevadas en nuestras latitudes. Se trata del índice NAO, un marcador que representa la distribución de las presiones en el Atlántico. Si es negativo, como lo fue el año pasado, las borrascas circulan hacia latitudes más bajas como la nuestra (en vez de irse hacia Centroeuropa). Si es positivo, ocurre todo lo contrario.
Y ahora, según ha informado el portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología, Rubén del Campo, el índice es positivo.
*Imagen: índice NAO para los próximos días / MeteoVigo
Eso significa que nos podemos ir olvidando de las borrascas y las nieves de momento, pues "para las próximas tres semanas la previsión es que las precipitaciones se sitúen por debajo de lo normal", al igual que las temperaturas. Eso, o que "no hay una tendencia clara".
Es decir, que probablemente el frío que están viviendo en Estados Unidos, con temperaturas que están muy por debajo de las que hay en la Antártida actualmente, no llegue ni por asomo a nuestro país.
Por el contrario, a partir del domingo se impondrá el potente anticiclón de las Azores, y nos tendrá sumidos en el tedio meteorológico durante semanas. Por otro lado, esto también es lo normal: el invierno (y no el verano) es la estación en la que domina más días el anticiclón.