El viento que se acerca soplando del este y sudeste "desde Marruecos y Argelia", arrastra mucho polvo en suspensión "a unos 1.500 metros de altura", puntualiza nuestra meteoróloga. Y esto no es una buena noticia: a pesar de que las partículas en suspensión pueden tener algún beneficio, como "fertilizador para la agricultura y pesca en zonas donde estas partículas se depositan", también tiene muchísimas cosas en contra.
Para empezar, degradan la calidad del aire, con los consiguientes "efectos negativos en la salud, el medio ambiente y algunas actividades económicas tales como la aviación, por la disminución de visibilidad, y la generación de energía solar". Es lógico: no hay polvos inocuos, y cualquier exposición supone un riesgo para el ser humano.
En las personas, la presencia del polvo en el ambiente puede provocar irritación de las vías respiratorias y, tras exposiciones repetidas, puede dar lugar a bronquitis crónica. Además, tal y como indica el alergólogo Vicente Román, "también puede producirse picor o ardor en los ojos, conjuntivitis y empeorar la situación de personas con asma", según recoge el diario lainformación.com.
No solo eso: "si la nube es persistente pueden aparecer broncoespasmos, es decir, dificultades serias para respirar, así como dolor torácico que desencadena en ocasiones crisis de ansiedad", concluye.
*Imagen del desarrollo de la masa de aire con polvo sahariano para las próximas horas
La 'buena noticia' es que la ola de calor podría acabar este viernes, pero las previsiones todavía no son concluyentes. Tal y como ha explicado la portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), Delia Gutiérrez, los meteorólogos estarán "pendientes" de la evolución porque la ola de calor "podría no acabar" ya que este alivio no será significativo. De momento, ha confirmado que no se dan las condiciones para pensar que la ola de calor pueda extenderse pero tampoco lo descarta.