Pasamos del frío al calor. Una masa de aire extremadamente cálida para ser enero, asociada a una potente dorsal anticiclónica dejará esta semana temperaturas propias de primavera en muchas zonas de España, pudiendo marcarse récords de máximas para enero, con temperaturas entre diez y doce grados por encima de lo normal, según Meteored.
Tras las nevadas y lluvias que nos trajo la borrasca 'Juan', la situación cambiará de manera drástica esta semana en España con la llegada de una dorsal "de récord" que se unirá a una "cresta anticiclónica muy potente para las fechas", "insólita", tal y como ha advertido el experto del mencionado servicio meteorológico, Samuel Biener. Eso sí, bajo ningún concepto se puede hablar de que pasaremos una ola de calor en enero, si bien este cuadro atmosférico, de haberse dado en verano sí que hubiera derivado en un episodio calificable como tal, como bien explica el experto.
Más en concreto, ha advertido de que "en capas medias y altas" se esperan "temperaturas más típicas del final de primavera", algo que se reflejará también en las condiciones en superficie. Si esta situación sinóptica se hubiera dado en verano, sin duda estaríamos ante un episodio de ola de calor", ha señalado, para incidir en que espera que estas dorsales subtropicales "no sean tan potentes y persistentes en lo que queda de año".
Esto quiere decir que realmente no vamos a vivir lo que conocemos como calor. Durante el próximo jueves, las máximas podrían llegar a los 20ºC en gran parte de España. Aemet pronostica que se pueda llegar a los 26º en el sureste peninsular. En su predicción, ha concretado que este lunes la borrasca 'Isha' dejará algunas lluvias débiles o localmente moderadas en Galicia, litoral cantábrico, norte y oeste de León y en el sector occidental del Pirineo.
Ya para el viernes, las temperaturas podrían descender ligeramente por el norte, pero en el resto del país no cambiarán demasiado. En Andalucía y en la costa mediterránea todavía rozarán o tocarán los 25ºC en algunas zonas, mientras habrá algunas nubes bajas o nieblas en el interior y en Baleares. En Canarias, el polvo en suspensión irá a menos, si bien la contaminación del aire tenderá a aumentar en las principales ciudades, ha explicado.
Lo normal es que las dorsales de invierno vayan de la mano con estabilidad atmosférica, sol, niebla y contaminación. La ausencia de nube suele dejar que el calor acumulado durante el día desaparezca por la noche y caigan las temperaturas.
Normalmente, en España las dorsales de invierno traen consigo estabilidad atmosférica, sol y nieblas y contaminación, en ocasiones. La ausencia de nubes suele permitir que el calor del día se escape por la noche y las temperaturas caigan. Esto, de ocurrir, haría más complicado cerrar enero como un mes de récord en cuanto a temperaturas medias. Más, aún, después de un arranque de año marcado por las borrascas Irene y Juan.
Roberto Granda de el tiempo.es, no está del todo de acuerdo con esto y opina que sí va a haber récords en temperaturas diurnas. Un ejemplo que da es que Teruel podría alcanzar los 22ºC o 23ºC de máxima. Su récord de enero, hasta ahora, está en 21,4ºC. Según la previsión de Aemet, no se puede descartar que al final de la semana pueda entrar algún frente que provocaría el aumento de la nubosidad en el tercio noroeste.
No todas la subidas de temperaturas significan emergencia climática. Pero, la presencia de danas y temporales de nieve extremos y se pueden asociar al calentamiento global, ya que produce desequilibrios en la atmósfera y océanos. Por el momento, son cada vez más frecuentes este tipo de situaciones extremas a pesar e todavía no tener estudios concretos, explica Mar Gómez de la página eltiempo.es. Tras ello, quizás , un mecanismo: los trópicos se están ‘expandiendo’ y situaciones más subtropicales cada vez afectan más a nuestro país ”, en la línea de la dorsal de estos días, aunque serán necesarios estudios de atribución concretos.
Uno de los rasgos más destacables de la emergencia climática en nuestro país es el descenso en el número de madrugadas heladas. Desde la década de los 70, han caído en un 40%, según otro análisis de Granda, publicada el pasado diciembre. Esta falta de heladas tiene un grave impacto en la agricultura, ya que algunos cultivos dependen de estar por debajo de los 0ºC para así poder mantener a raya las plagas.
El meteorólogo superior del estado, Juan Jesús González Alemán explica en su perfil de X, que dado el contexto de calentamiento global es “improbable” que este tipo de dorsales hayan sucedido en miles de años. Pero, sí podemos decir que no se habían anotado estas cifras en los últimos 80 años.
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