Los meteorólogos, la nueva 'diana' del acoso negacionista: "Llevamos años sufriéndolo y crece en tiempos de sequía"
La meteoróloga Isabel Moreno recibió todo tipo de insultos y amenazas por parte de los "conspiranoicos" tras lanzar un tuit sobre la falta de lluvias
Personas que consideran que las estelas de condensación son en realidad chemtrails: sustancias tóxicas para fumigar a la población y evitar que llueva
El asedio a los profesionales va a más, aseguran los expertos consultados, favorecido por “la deriva” de las redes sociales
Pasó en la pandemia con los epidemiólogos y ocurre ahora con los meteorólogos. Los profesionales del tiempo están siendo objeto del acoso en redes sociales de personas que arremeten contra ellos, profiriéndoles todo tipo de insultos e incluso amenazas.
“Es horroroso”, explica Isabel Moreno a NIUS. Su horror comenzó el pasado domingo, cuando la física y meteoróloga del programa 'Aquí la Tierra' de RTVE publicó un tuit en el que mostraba el mapa de Europa con la superficie de precipitación acumulada y expresó su "tristeza" ya que en los próximos seis días las lluvias, prácticamente, iban a esquivar España.
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Su mensaje enseguida empezó a suscitar la respuesta de los negacionistas del cambio climático. "Conspiranoicos" que entienden que la falta de lluvia y la sequía es obra de los rastros de los aviones que, según ellos, no son otra cosa que chemtrails: la dispersión de productos químicos para deshacer las nubes. Isabel recibió por parte de estas cuentas mensajes que, reconoce, empezaron a asustarle. “Decían que merecemos la horca e incluso había gente urgiendo hacer algo ya”, lamenta.
Acoso que afecta a cuatro de cada 10 profesionales, sobre todo, mujeres
El suyo no es un caso aislado ni ocurre solo en España. Tal y como publica la revista Nature, el asedio a los científicos que trabajan en temas climáticos se repite en todo el mundo y a algunos les afecta en su trabajo o bienestar. Entre los 468 encuestados por Global Witness, el 39% dijo haber experimentado acoso o abuso en línea relacionado con su investigación climática. De ellos, cerca de la mitad reportaron ansiedad o pérdida de productividad. Dos de cada 10 tuvieron, incluso, problemas para dormir.
Ataques que sufren más las mujeres que los hombres y que son "preocupantes", según Henry Peck, de Global Witness, ya que podrían desanimar a los investigadores a seguir esta línea de trabajo o compartir sus hallazgos. “Los datos de la encuesta muestran que las personas se sienten menos dispuestas a publicar en las redes sociales como resultado del abuso”, explica.
Obviar a unos "conspiranoicos" resurgidos en tiempos de sequía
Esto es precisamente lo que no debe ocurrir: que todo esto influya en nuestro trabajo, constata Rosalía Fernández, jefa del departamento de meteorología de Mediaset. Rosalía es consciente del problema aunque, "toca madera", no lo ha llegado a sufrir en primera persona. "Ni mi equipo ni yo hemos tenido mala experiencia en redes sociales, ningún negacionista nos ha interpelado diciendo a ver qué estamos diciendo o acusándonos de mentir, aunque sabemos que siempre hay conspiranoicos que buscan solución a todo de forma incoherente y con explicaciones inventadas, por lo que el mejor desprecio es no hacer aprecio a estos comentarios sin fundamento alguno".
Según Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), esto lleva sucediendo desde hace muchos años y la situación vuelve a reproducirse cada vez que hay un periodo de sequía, que "por desgracia en nuestro país, es frecuente", apunta. Evidentemente, subraya el especialista, lo que dicen no es cierto: no hay ninguna conspiración para fumigar a las personas con sustancias tóxicas ni para evitar que llueva. Además, con la tecnología actual, es imposible impedir que un frente atlántico pase por España y deje lluvias. "El problema es que no llegan y por eso no está lloviendo".
Las estelas de condensación que se ven en ocasiones en los cielos -y cuando las condiciones atmosféricas son favorables se ven muchas, asegura- son estelas inocuas compuestas por agua que se ha condensado en forma de agua líquida o de cristales de hielo, pero no son sustancias tóxicas, ni mucho menos, explica Rubén del Campo.
Experimentos sí, pero para que llueva
Lo que sí se ha hecho en las últimas décadas, indica el experto, son experimentos bajo el auspicio de la Organización Meteorológica Mundial para intentar una modificación del tiempo, pero en el sentido contrario: tratando lograr que haya más precipitaciones en zonas donde hay sequía e intentando evitar el efecto pernicioso del granizo. Experimentos de modificación artificial del tiempo cuyos resultados "no acaban de ser plenamente satisfactorios", reconoce el portavoz de Aemet.
En sus siete años como profesional, Isabel Moreno no había vivido nunca algo así, hasta ahora. “Sí que había visto en Twitter a personas de este tipo contestando mensajes publicados por la Agencia Estatal de Meteorología relacionados con la sequía, pero yo nunca había recibido esta avalancha de mensajes conspiranoicos con insultos y amenazas”. Un acoso a los profesionales del tiempo que va a más, aseguran los expertos consultados, y que se ha visto favorecido por “la deriva” de Twitter y “la falta de control de esta red social ante los insultos”, considera José Miguel Viñas, meteorólogo de Meteored.
Sustancias químicas para deshacer un frente atlántico: ciencia ficción
Isabel Moreno se ha sentido arropada por su compañeros que le han mostrado públicamente su apoyo. De hecho, más de uno, asegura la física, le ha escrito un mensaje por privado asegurándole que también ha sufrido un abuso similar. Es por eso por lo que Isabel ha querido poner de manifiesto lo ocurrido, no solo para expresar su agradecimiento por el apoyo recibido, sino para dejar constancia del acoso al que se está viendo sometido la profesión.
“Yo pensaba que eran bots, robots con respuestas automatizadas, pero vi que no. Son personas que sostienen que hay aviones que fumigan sustancias químicas en el cielo para deshacer las nubes”. Algo imposible de hacer con un frente atlántico, de la misma forma que no se pueden fabricar anticiclones con aviones. "Eso solo funciona en la ciencia ficción”, subraya la experta.
Creencias inamovibles
La meteoróloga llegó a bloquear a alguna cuenta debido a los mensajes obscenos, aunque en la mayoría de los casos lo que hizo fue obviarles y no darles altavoz. Es consciente de que a estas personas, “por suerte o por desgracia”, no se les va a hacer cambiar de opinión. “Les puedes dar toda la información, mostrar todos los estudios y ecuaciones posibles que van a seguir creyendo que estamos fumigando a la gente, es algo chocante, pero es así, es un fenómeno sociológico o psicológico de una parte de la sociedad más vulnerable a los bulos”.
Asumiendo que a los negacionistas no les va a convencer, el interés de Isabel es inmunizar al resto de la población ante estas informaciones falsas. “Esta teoría de la conspiración está cobrando mucha fuerza, por lo que creo que, como comunicadores de meteorología, debemos informar a la gente que no cree en esa teoría y que antes o después se la va a encontrar. Sería una especie de vacuna, explicando a adolescentes y a público en general qué son esas estelas que dejan los aviones, qué condiciones son necesarias para que se produzcan estas marcas o por qué no se puede manipular el tiempo con estos aviones. Con esta información, se puede hacer frente a los conspiranoicos con argumentos dados por un profesional”. "Especialistas como Benito Fuentes", nombra la experta, que no se cansan de repetir allá dónde van a qué se debe y cómo se forman las nubes de condensación dejadas por los aviones.
A pesar de todo lo vivido en los últimos días, Isabel Moreno no se plantea abandonar la red social, porque si no “les estaría dando la razón a estas personas y haciendo de Twitter un lugar cargado de noticias falsas”. Es por ello por lo que la meteoróloga seguirá divulgando su conocimiento sobre el tiempo y el cambio climático en su programa Aquí en la Tierra, pero también en las redes sociales y quedándose con lo bueno: con los numerosos mensajes de apoyo recibidos y con la notoriedad que, al final, ha alcanzado su mensaje.